jueves, 27 de septiembre de 2012

¿A quién le amarga un dulce?

Esta tarde me hicieron la siguiente consulta por Facebook: "Dulces más sanos? si tuvieses que elegir los dulces menos dañinos para el cuerpo, cuáles serían? me refiero a los no industriales, a los caseros: milojas, hojaldres, dulce de leche, y toda una larga lista de dulces de toda la vida (o sucedáneos a estos)."
 A continuación os dejo mi respuesta: Hola chicas! Pues la verdad es que me alegra mucho que abráis este post porque, además de que me encanta la repostería y los dulces, creo que es algo que la gente tiene un poco como censurado... Así que... Allá voy!! A ver, en primer lugar, deciros que, quitando la bollería industrial, una repostería casera se puede incluir en la dieta de cualquier persona de forma ocasional sin problemas. ¿Que por qué? Pues las ventajas son infinitas: para empezar, los ingredientes los conocemos nosotros, por lo tanto, podemos saber la calidad de los mismos, el origen de las grasas, que no llevan aditivos, son nutritivos, pueden tener múltiples variedades y, si encima los hacemos nosotros, pasamos un buen rato... Pasando a lo técnico, a lo que os interesa, os comento que, cuanto menos grasa saturada contenga el dulce, más saludable será. ¿Y dónde están esas grasas? En los productos animales, como la manteca, la nata, la leche entera, la mantequilla, etc. Así pues, los dulces más saludables serán aquellos que en su elaboración no se empleen los ingredientes que antes he nombrado... Otra cosa importante a tener en cuenta son los azúcares que empleemos para hacer los dulces. Es preferible evitar el azúcar blanco, el común. Si se puede, mejor optar por azúcar integral (moreno, y si es ecológico, mejor). Y si puedes, mejor aún la miel, y si me apuras, la Stevia (en otro post hablaré de este edulcorante natural libre de efectos dañinos y bajo en calorías). A mí particularmente no me gustan los edulcorantes artificiales, soy partidaria de una alimentación natural, evitando sustancias químicas y procesadas (provocan desde alergias e intolerancias hasta verdaderas enfermedades y ayudan a desequilibrar el sistema hormonal). Y, por último, si empleamos harinas, lo ideal es emplear harinas integrales, ricas en fibra y vitaminas y minerales. Bueno, y ahora preguntaréis... "Muy interesante, pero no has respondido a nuestra pregunta... mójate!" Jejejeje, vale. Entre las opciones más saludables siempre podéis elegir bizcochos o magdalenas caseros, elaborados con azúcar integral o miel y enriquecidos con harinas integrales y frutos secos. Si, además, empleáis aceite de oliva virgen y algún lácteo semidesnatado o desnatado en su elaboración (o incluso sustituís el lácteo por alguna fuente vegetal como la soja o la avena), ganareis en salud. Otros dulces bastante nutritivos son los típicos de semana santa (los que recomiendo tomar con precaución por la fritura, que acumula mucha grasa). Además de que emplean en su elaboración miel y harina, si controláis el origen de las harinas y escurrís bien de la fritura pestiños y torrijas, pueden ser buenas opciones. Dulces calóricos pero elaborados con hidratos de carbono complejos y grasas saludables. Sobre los dulces típicos navideños, he de deciros que el turrón de Alicante, para mí es el dulce ideal (evidentemente si se toma con moderación). Riquísimo en grasas cardiosaludables (en su elaboración se emplea, principalmente almendra molida, miel y clara de huevo, lo que lo hace un dulce perfecto para deportistas, con proteínas de alto valor biológico, azúcares simples de la miel y grasas insaturadas de la almendra que, entre otras ventajas aporta una cantidad nada desdeñable de calcio y fibra vegetal) y proteínas de calidad. Lamentablemente, los polvorones y mantecados, aunque estén elaborados con frutos secos -sobre todo la almendra-, emplean en su fabricación mantecas y grasas animales, lo que los convierte en pequeñas bombas de calorías y grasas no tan buenas (aunque repito, en la moderación está la clave). Otros dulces navideños como los turrones de praliné, rellenos de múltiples variedades de chocolates y licores, coco, etc. sería mejor evitarlos o tomarlos con mucha moderación, atendiendo sobre todo al origen de sus grasas. Si lo que vamos es a hacer una tarta de cumpleaños, las opciones sí que son variables, y más si hacemos la tarta nosotros. Primero, si vamos a emplear lácteos, recuerda, lo mejor semi o desnatados. Además de ricos en calcio proporcionan proteínas. A continuación, la harina, mejor integral. Y respecto a los rellenos, prefiere aquellos que no lleven nata. Las frutas son magníficas opciones. Dulces que empleen frutas serán siempre más saludables que aquellos que rebosen cremas o natas. Así pues, si tienes que elaborar o comer tarta en un cumpleaños, de queso, manzana o cualquier otra fruta mejor que la típica de crema y merengue. ¿Y qué hay de la típica tarta de galletas? Pues bien, también podemos "transformarla" un poquito y hacerla algo más saludable... Tan solo has de cambiar las galletas por integrales (aunque de por sí las galletas tostadas no contienen cantidades elevadas de grasas saturadas ni azúcares, es cuestión de comparar quizá entre marcas y ver cuál emplea ingredientes más naturales, evitando los aceites de coco o palma, fundamentalmente) y realizar la crema pastelera con leche semi o desnatada y si empleas chocolate, elegirlo negro o puro (mejor que el con leche, además el cacao es rico en minerales como magnesio o potasio fundamentales para la regulación del sodio y el potasio en el organismo y para la transmisión del impulso nervioso, entre otras funciones). Otras opciones como creppes o rosquillas pueden igualmente ser válidas en tus meriendas o desayunos. Los creppes llevan poco azúcar y se elaboran con huevo, por tanto ganan en valor nutricional, al poseer una buena fuente de proteínas de alto valor biológico. Presta atención al relleno y disminuirás su valor calórico. Por ejemplo, en vez de rellenarlo con nocilla, que tiene muchas grasas saturadas y azúcares simples, rellénalos de compota de alguna fruta o de crema de queso (que puedes hacer con miel, canela y un queso desnatado o semidesnatado batido o fresco). Y las rosquillas, si en vez de freírlas las horneas, se convierten en una magnífica fuente de hidratos de carbono complejos, ideal para desayunar, por ejemplo, acompañadas de un zumo de frutas. Los hojaldres y dulces de hoja, bueno, en principio no son tan saludables, ya que para elaborar las masas se emplean mantecas y grasas animales. Si lo fabricamos nosotros y controlamos la calidad de esas grasas, mejorará el valor nutricional. Respecto al merengue, no es de los peores rellenos, ya que se elabora con azúcar y clara de huevo (la clara de huevo es la proteína de referencia, totalmente libre de grasas y de alto valor biológico); así que si no nos pasamos con el azúcar, no es tan sumamente pecaminoso... ;) Bueno, después de este repaso a la repostería tradicional, no sé qué más dulces comentar, tan solo como resumen final, deciros que un dulce no amarga a nadie y que, si os fijáis un poquito en algunos detalles, podéis incluirlos sin miedos ni culpabilidades en una dieta equilibrada. Si tenéis alguna duda puntual, os animo a que escribáis, estoy segura que este tema interesará a mucha gente! Gracias por participar y espero que os sirva para despejar dudas!

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Tortitas de arroz o maíz, ¿Sí o No?

Un tema que está muy de moda y que cada día se ve más en las tiendas. Las famosas tortitas de arroz o maíz.
Muchas preguntas me han hecho acerca de si es bueno y saludable o no su consumo. Pues bien, siempre y cuando no las utilicemos para sustituir comidas, son unos snacks saludables para acompañar de algunas otras sugerencias entre horas y calmar el hambre.
A ver, primero vamos a ver un poco su origen, composición nutricional e ingredientes. Utilizaré la composición nutricional de las que en este momento tengo en casa: de arroz de la marca DIA (me gustan porque no llevan grasas añadidas, son integrales y estaban de oferta -no llegaban con la oferta, a 0,75€ el paquete-) y de maíz de la marca COME-NAT (bastante ricas, la verdad, es la primera vez que las compro y, además de que no son caras -1,09€ el paquete- son españolas -de Toledo, para ser exactos- están riquísimas, muy crujientes y saben mucho a maíz; son de las que más contenido en maíz contienen y de las que menos sodio).
En primer lugar, para elaborar las tortitas únicamente se dispone del cereal, con su propia grasa (algunas marcas sí utilizan algunos aceites vegetales en el proceso, los cuales vienen perfectamente indicados en la etiqueta del producto. Por ejemplo, las de Biocentury y Hacendado son algunas que en su composición sí utilizan aceite de girasol y lecitina de soja, mientras que las de Santiveri o DIA no incluyen aceites en su ellaboración) y sal a temperaturas muy elevadas dentro de un molde. Lo que se consigue con ésto es básicamente lo mismo que cuando hacemos palomitas en casa, el cereal explota debido a las altas temperaturas y queda así, hinchado y sin necesidad de emplear ninguna sustancia grasa.
En esto último recae precisamente la importancia nutricional de estos productos. Son productos elaborados prácticamente por cereal y sal, lo que asegura un buen aporte de hidratos de carbono complejos, ricos en energía y con muy poca grasa.
Ojo, antes de seguir, hay que recalcar que en este post me refiero exclusivamente a aquellas tortitas simples, en ningún momento me refiero a las variedades que podemos encontrar en el mercado con chocolate, por ejemplo. En ese caso, el valor calórico de la tortita se incrementa, además de las grasas en su composición nutricional. Por lo tanto, en ese caso, si el consumo no es excepcionalmente puntual, ya no podríamos hablar de un alimento tan saludable que incluir en nuestra dieta.

Por lo que respecta a la composición nutricional de las tortitas de arroz y maíz vemos que prácticamente es la misma:

TORTITAS DE ARROZ (DIA):

Ingredientes: arroz integral, sal y jengibre.
Peso neto: 130 g (unas 17 tortitas)

Valores energéticos y nutricionales medios (100 g) y por tortita (8 g, aproximadamente):

Energía: 375 kcal // 26 kcal
Proteínas: 8.6 g // 0.7 g
Hidratos de Carbono: 77.5 g // 5.9 g
     De los cuales azúcares: 0.8 g // 0.1 g
Grasas: 3.2 g // 0.2 g
     De las cuales saturadas: 0.8 g // 0.1 g
Fibra alimentaria: 5 g // 0.4 g
Sodio: 0.50 g // 0.04 g
Sal: 1.27 g // 0.10 g


TORTITAS DE MAÍZ (COME-NAT):

Ingredientes: maíz troceado (92%), arroz integral, agua y sal marina.
Peso neto: 140 g (unas 17 tortitas)

Valores energéticos y nutricionales medios (100 g) y por tortita (8 g, aproximadamente):

Energía: 378 kcal // 28 kcal
Proteínas: 7.1 g // 0.5 g
Hidratos de Carbono: 84.2 g // 6.3 g
     De los cuales azúcares: 0.5 g // 0.0 g
Grasas: 0.6 g // 0.0 g
     De las cuales saturadas: 0.1 g // 0.0 g
Fibra alimentaria: 3.9 g // 0.3 g
Sodio: 0.20 g // 0.02 g
Sal: 0.51 g // 0.05 g

En ambos casos se emplean únicamente cereales y su propia grasa, por tanto, las diferencias se remiten a la propia naturaleza del producto original.
Hay que indicar que la ventaja de las tortitas radica en su bajo peso, ya que, como vemos, el aporte calórico por cada 100 gramos es elevado (por ejemplo, el pan blanco aporta unas 250 kcal por cada 100 gramos, una pieza de fruta oscila entre las 60-100 kcal, etc.). Sin embargo, una ración de unas dos tortitas es prácticamente despreciable, no llega a 60 kcal. Por tanto, un consumo responsable de las mismas, alternándolo con otros ingredientes que las complementen, puede suponer un buen tentempié tanto a media mañana como en la merienda.
Otra ventaja importante es la cantidad de fibra, lo que provoca saciedad y ayuda a calmar el hambre entre comidas (además de ayudar a mejorar el tránsito intestinal). Esto no es ninguna tontería, ya que hay gente que siente una apetencia extrema en determinados momentos por comer cereales, pan o productos de bollería (mucho más densos y, por tanto, con mayor carga calórica por porción) entre horas y que el hecho de poder tener una tortita de cereales, que huela y sepa a cereales, a mano en esos momentos, puede hacerles calmar su sensación de hambre, apetito o ansiedad y hacer que aguanten bien hasta la próxima comida.
En su defensa voy a agregar también que no poseen grasas trans, son productos bastante simples y naturales, que no contienen colorantes ni aditivos en su fabricación y de los que podemos encontrar, inclusive, una amplia variedad en sus versiones ecológicas y a un precio no excesivamente elevado.
Además, si el envase lo indica, son válidas para celíacos (siempre que en su elaboración no se mezclen con trazas de otros cereales).
Entre sus puntos débiles recae la cantidad de sal añadida que poseen, en ambos casos elevada. Esto las hace un producto a consumir con moderación para aquellas personas que padezcan hipertensión o retención de líquidos.
Y respecto a los deportistas, únicamente señalar que es un producto muy saludable, fuentes de hidratos de carbono complejos y con muy poca grasa, pero... lo malo es su índice glucémico. Bastante elevado, duplican prácticamente el IG del arroz integral. Por tanto, se aconseja su consumo o bien mezclándolas con fuentes de fibra y grasa (aguacate, atún tomate...) que ayudan a rebajar el índice glucémico, o bien después de un entreno intenso (para el caso de deportistas en fase de definición o que deban controlar a rajatabla su peso).

Para el resto de los casos, incluidos deportistas que practiquen deporte sin fines competitivos específicos (para mantenerse sanos, activos, relajados, mantener el peso...), me gustaría concluir diciendo que, tanto las tortitas de arroz como de maíz se pueden incluir perfectamente en pautas de alimentación equilibradas, pudiendo sustituir puntualmente a otros cereales (lo ideal es, si no se padece ninguna patología que impida ingerir las distintas fuentes, alternar su consumo y variar la ingesta de cereales, aprovechándonos de las ventajas y nutrientes que aporta cada uno). Algunas ideas para integrarlas en los tentempiés de media mañana o merienda pueden ser las siguientes:

- Té verde + 2 tortitas arroz integral con tomate y anchoas
- Zumo de naranja + tortitas maíz con queso fresco y pechuga de pavo
- Café o té + tortitas de arroz o maíz con aguacate, tomate y atún
- Vaso de leche (o de soja) + tortas de arroz o maíz con huevo duro
- Fruta + tortas de arroz o maíz con tomate y jamón serrano
- Yogur + tortas de maíz o arroz con mermelada y frutos secos...

Y de ahí a echarle imaginación!! No olvidando otros snacks tradicionales que también hay que consumir (frutas, yogures, barritas de cereales, frutos secos, zumos...).


miércoles, 19 de septiembre de 2012

La gastritis crónica

Ayer se me presentó un caso de gastritis crónica. El paciente me decía que le acababan de diagnosticar gastritis crónica y que no le habían dado ninguna pauta nutricional, que si podía ayudarle aportándole algunas recomendaciones... (en esto mejor no me meto, que si no, no acabo nunca la entrada...). Así pues, respirando hondo y armándome de paciencia, limitándome a mi campo estrictamente profesional -dejando de lado el reivindicativo social-, me dispongo a citar algunas claves para sobrellevar las molestias que ocasiona esta patología.


Pues bien, en primer lugar, ¿qué es la gastritis? Y más concretamente, ¿qué se entiende por gastritis crónica?
La gastritis consiste en una inflamación de la mucosa gástrica, distinguiéndose entre gastritis aguda cuando existen varias o múltiples erosiones superficiales en la mucosa (nunca la atraviesan, en cuyo caso aparecería la úlcera); y gastritis crónica, que engloba toda gastritis no erosiva de curso crónico que no forma parte de enfermedades inflamatorias del tubo digestivo, de tipo específico. Se puede decir que la de tipo agudo es de aparición rápida y resolución en varios días, mientras que la gastritis crónica puede persistir durante años.
Entonces bien, si el paciente ha de convivir con la enfermedad durante años, existirán una serie de pautas o recomendaciones dietéticas que habrá de tener en cuenta para que la convivencia con la enfermedad sea lo más llevadera posible. Efectivamente existen alimentos, técnicas de cocción y medidas higiénicas que deben tenerse en cuenta para hacer que las molestias de estas personas remitan y puedan llevar una vida normal.
Entre estas medidas se encuentran las siguientes:

  • Evitar los agentes agresivos: estrés, tabaco, alcohol y los AINEs (antiinflamatorios no esteroides, como el ácido acetilsalicílico o el ibuprofeno). Se sabe que dichos factores son factores de riesgo para padecer gastritis o úlceras gastroduodenales.
  • Controlar la acidez gástrica y/o el aumento de la resistencia de la barrera mucosa. Para ello se pueden emplear fármacos antiácidos y antisecretores (protectores gástricos como Omeoprazol).
  • Realizar al menos 4-5 comidas regulares al día. Es importante que las raciones sean pequeñas, para evitar la distensión del estómago (la dilatación de la cavidad gástrica estimula la secreción de jugos, por tanto, a mayor volumen, mayor secreción).
  • Se recomienda comer despacio, en una atmósfera relajada, y masticar bien, para disminuir el trabajo del estómago.
  • Evitar el café (ni descafeinado), té, refrescos u otras bebidas refrescantes, con cafeína y gas, así como el alcohol. El alcohol en diluciones moderadas o altas (5º en cervezas o 10% de volumen en vinos) es un estimulante de la secreción ácida y aumenta la motilidad gástrica; su efecto perjudicial está relacionado con las lesiones sobre la barrera mucosa. La cafeína y la teobromina (abundante en el chocolate) también aumentan la secreción y la motilidad, al igual que el humo del tabaco (nicotina, alquitrán).
  • Evitar el consumo de aspirina, otros antiinflamatorios no esteroides o fármacos que lesionen la mucosa gástrica.
  • Administrar los alimentos a una temperatura templada. Las temperaturas extremas, demasiado calientes, congestionan las mucosas y las irritan.
  • Se recomiendan alimentos de fácil disgregación, en relación directa con la rapidez de evacuación gástrica. Así, se libera al estómago de parte de su función de disgregación, facilitando la digestión gástrica. Ahora bien, en la mayoría de los casos, la rapidez de disgregación del alimento no está relacionada con su consistencia física inicial. Por ejemplo, un trozo de pan tierno es más difícil de disgregar, aunque tenga una consistencia más blanda, que un trozo de pan tostado. La existencia de una red de gluten en la miga del primero dificulta su disgregación, mientras que el segundo ha sufrido ya un proceso de dextrinación por acción del calor.
  • Un exceso de fibra en la alimentación produce un tiempo de permanencia gástrico alargado; además, los alimentos ricos en fibra contienen un gran volumen, lo que los hace poco aconsejados en patología gástrica.
  • Moderar el consumo de alimentos proteicos. Las proteínas actúan amortiguando la secreción ácida, pero permanecen mucho tiempo en el estómago hasta su conveniente degradación. Además, los productos derivados de la digestión proteica son potentes estimulantes de la secreción (por ejemplo, las purinas). Elegir mejor proteínas fácilmente degradables (pescado).
  • No consumir alimentos o bebidas que ocasionen molestias.
Alimentos permitidos:
  • Leche desnatada o semidesnatada, queso fresco o semicurado.
  • Carnes blancas (mejor pescados y aves) –en segunda elección carnes rojas bien hechas y troceadas-.
  • Huevos pasados por agua o en preparados blandos (flan).
  • Verduras con bajo contenido ácido (patata, zanahoria, judía verde, calabaza…).
  • Frutas con predominio de hemicelulosa y bajo contenido ácido (manzana, plátano, pera, melocotón…).
  • Pan blanco preferentemente desecado (tostado, biscotes).
  • Pastas de laminado fino (los fideos son más fáciles de digerir que los macarrones, por ejemplo).
  • Aceites vegetales con poca transformación por calentamiento. Oliva o girasol, preferentemente.
  • Agua natural o mineral sin gas, infusiones, sucedáneos de café libres de cafeína…

Alimentos a tomar con moderación:
  • Leche entera, nata, mantequilla y quesos curados. 
  • Carnes rojas muy grasas (cordero, cerdo) y poco hechas. 
  • Huevos cocidos o fritos. 
  • Verduras crudas y flatulentas (ajo, cebolla, tomate, pepino, pimiento). 
  • Productos integrales o muy ricos en fibra. 
  • Frutas con piel, verdes o muy poco maduras. 
  • Embutidos. 
  • Zumo de uva y cítricos. 
  • Frituras en general y preparaciones muy pesadas. 
  • Guisos y salsas elaborados con nata, tocinos, manteca, etc. Preparaciones muy grasas. 
  • Refrescos. 
  • Chocolate y dulces industriales.

Alimentos a evitar:
  • Café, té y alcohol. 
  • Picante y salsas muy especiadas (pimienta, mostaza, vinagre).
  • Menta.

Como vemos, no se trata de una dieta excesivamente restrictiva, más bien al contrario, si la persona lleva unos hábitos más o menos saludables, no debe costarle mucho trabajo integrar éstos otros.

Desde aquí espero que mi paciente mejore y se alivien sus síntomas con estos consejos.






viernes, 14 de septiembre de 2012

Aclaración

A raíz de un comentario que me ha dejado mi compañera y amiga Graciela en la página web (https://www.facebook.com/LapsusParaLaVidaSana), comentando uno de los artículos de Cala Cervera que posteé, me gustaría aclarar algunas cosas.
En primer lugar, como profesional de la salud y dietista que soy, no me gusta (ni pretendo) hacer apología de dietas de adelgazamiento milagrosas ni mucho menos de dietas basadas en productos /suplementos/ exclusiones para bajar de peso.
Lamentablemente, existen muchas corrientes hoy en día que abogan por estos métodos, y mucho desconocimiento e irracionalidad que empuja a la gente a hacer con sus cuerpos verdaderos suicidios metabólicos.
Muy por el contrario, soy una defensora acérrima de la dieta equilibrada, variada y completa (además de natural, por supuesto) como principal medida de conservación y promoción de la salud (acompañada evidentemente, por la adopción de hábitos saludables como son la actividad física, no fumar, evitar el estrés, etc.).
Sin embargo, me aproximo a las ideas de la nutrición molecular en el sentido de que pienso que, desgraciadamente, en este mundo (o época) que nos ha tocado vivir, las prisas, los avances tecnológicos y la pereza nos ha hecho caer en el consumo desproporcionado de alimentos cada vez más procesados, menos naturales, más artificiales y llenos de sustancias químicas, hormonas, etc. Este tipo de alimentación influye decisivamente en el estado de salud de las personas, no solo a nivel físico, sino también, y lo que es no menos importante, en el aspecto psicológico.
Desde la nutrición ortomolecular se pretende dotar a la célula de los nutrientes adecuados para que éstas funcionen correctamente. Pero cada individuo es diferente, cada célula es distinta, por tanto, no se puede hablar de nutrición ortomolecular como una generalidad, como un credo genérico intocable válido para todos. Al contrario, se trata de respetar la individualidad bioquímica de cada individuo, que le predispone a sufrir patologías diferentes. 
De esta forma, se explica que por ejemplo, a algunas personas le siente mal el plátano (y ojo, digo sentar mal, no engordar –porque no todas las corrientes que se dedican al mundo de la nutrición han de relacionarse directamente con programas de pérdida de peso-) y a otras no; o que unas personas puedan vivir comiendo granos y leguminosas, y otras (como las que tienen predisposición a síndrome de intestino irritable) deban evitarlos.
Por tanto, se trata de identificar aquellos alimentos que perturban de algún modo el equilibrio celular de un organismo y tratar de reequilibrarlo a través de la alimentación, por medio de alimentos naturales, ricos en nutrientes y con el mínimo grado de procesamiento.
Si cuando digo que soy partidaria de excluir de la “alimentación equilibrada” alimentos que para mí son considerados peor que venenos como el azúcar, las harinas refinadas o las grasas hidrogenadas o trans, se me tacha de ser poco sensata, déjenme decirles que al organismo, poca falta o ninguna le hace consumir este tipo de nutrientes, totalmente carentes de valor nutricional y directamente relacionados con la aparición de enfermedades tan de moda y tan en auge (¿casualmente?) como las cardiopatías, obesidad, hipercolesterolemia, diabetes, trastornos hormonales, depresión y un largísimo etc.
Si a la hora de prescribir una dieta la podemos complementar con suplementos naturales que facilitan las labores de digestión, síntesis y metabolismo de los alimentos, ¿por qué íbamos a negarlo? ¿Acaso no será mejor finalizar una comida con una infusión de anís y tomillo –digestivos- que con un café o acompañada de un refresco de cola? ¿Tan ilícito es “suplementar” el zumo o batido matutino con copos de levadura de cerveza –ricos en vitaminas del grupo B y útil para tratar problemas como debilidad de uñas, piel y cabellos, por ejemplo-, semillas de lino –ricas en ácidos grasos omega 3 (entre otros componentes), potente anticancerígeno y regulador de niveles hormonales- o jalea real –energético y reconstituyente rico en vitaminas, enzimas, hormonas…-?

Me gustaría dejar claro que hoy en día existen muchas habladurías y falacias relacionadas con el mundo de la nutrición. Desde mi posición, me gustaría poder desmentir todo este tipo de teorías (algunas absurdas y contraproducentes si me apuran, además de peligrosas e inseguras) en la medida de mis posibilidades, siempre y cuando quede claro que soy una ávida defensora de una alimentación equilibrada y natural. 
Cuando digo natural, me refiero a que creo firmemente en las propiedades terapéuticas y nutritivas de los alimentos en su forma natural (y de las plantas, semillas, etc.), desaconsejando en todo caso alimentos procesados (edulcorantes, aditivos, colorantes, hormonas, refinados…) y desechando pautas dietéticas desequilibradas por sistema (sin valorar la situación personal del individuo, ya que no hay que olvidar que la dieta de un intolerante a la lactosa, por ejemplo, habrá de ser desequilibrada), sobretodo referidas a pautas de adelgazamiento extremas.

En siguientes entradas me gustaría ir desmenuzando y analizando algunas pautas dietéticas de moda (Dukan, Atkins, Montignan…), para que entre todos veamos sus pros y contras y si realmente merece la pena someternos a algunas de ellas y el precio que se paga por cada kilo perdido.

Como comentario final, quería hacer un llamamiento a aquellas personas que aún piensan que hoy en día, la labor del dietista / profesional dedicado a la nutrición es, meramente, “poner a la gente a dieta”, es decir, idear y preparar planes de adelgazamiento. Déjenme decirles, señores, que la labor del dietista va mucho más allá. No solo tratamos de analizar hábitos dietéticos incorrectos encaminados a lograr una reducción de peso, sino que la labor fundamental (o la haría fundamental, desde luego) es la asesorar/educar al paciente de la necesidad de inculcar hábitos correctos que permitan mejorar la salud o recuperarla (en el caso que la hayan perdido; y me estoy refiriendo a dietas terapéuticas), ya presente éste sobrepeso u obesidad, o no.
Por tanto, el mundo de la nutrición es mucho más que someter a un individuo a una restricción de alimentos porque así, matemáticamente, ha de adelgazar, perder peso… El mundo de la nutrición es más que eso. Es aconsejar al individuo aquellos alimentos que le pueden venir mejor, para sentirse mejor, tratar una patología o incluso perder o ganar peso; asesorar al paciente en el caso que presente algún tipo de disfunción que sea preciso corregir / tratar a través de la alimentación (ácido úrico, diabetes tipo II, hipercolesterolemia…); inculcar a la persona hábitos que pueden favorecer su salud en general (mejore su ritmo intestinal, aumente su energía, favorezca la recuperación tras el ejercicio…) o ayudar al paciente a adoptar unos hábitos de vida y de alimentación que le permitan mantenerse en su peso, promover la salud y alcanzar un estado de bienestar que garantice el desarrollo de todas las tareas cotidianas con energía.

Y para finalizar, me gustaría citar al gran Hipócrates, padre de la medicina, con una frase tan sabia como poco original: "Que tu alimento sea tu medicina, y que tu medicina sea tu alimento"

jueves, 13 de septiembre de 2012

Etapa 6. Cáceres

10 de Julio de 2.012

Nos levantamos, preparamos y salimos rumbo al taller de bicis "El Pelín". Dejamos allí mi bici y nos vamos a buscar un buen sitio para desayunar. El señor de la pensión nos recomienda los churros de una churrería "muy barata y rica, ahí a la vuelta" -según sus palabras- que ni la barriga de mi hermano ni la mía están dispuestas a arriesgar que nos sienten bien (creo que es genética esa debilidad a las frituras que tenemos en casa). Así que nos vamos a una pastelería-panadería que vemos por el camino y allí desayunamos una riquísima tostada de jamón. Mi hermano, como es así de particular y va de antojo en antojo, después de desayunar y habernos leído todos los periódicos cacereños, extremeños y revistillas que pululaban por la tienda y, en vista de que no nos llamaba el chico de la bici, decide comerse encima un donuts artesano... así es él...
Pasa el tiempo y el chico del taller sigue sin llamar. Como ha quedado en llamarnos él y llevamos una hora y pico desayunando, decidimos dar un paseo por Cáceres (para vernos, ataviados de ciclista y con la bici de mi hermano cargada). Vamos a comprar al DÍA viendo que tocaba comer en un parque y, justo cuando estaba en la caja para pagar, me llama el chico del taller. Ohhhh... Tenemos que pasar el día en Cáceres... la bici tiene el eje del pedalier tocado y hay que cambiarlo, y lo peor es que la pieza no llega hasta mañana, no se sabe a qué hora...
Bueno, le comunico la noticia a mi hermano y decidimos volver a la pensión otra vez, soltar los bártulos y ponernos el traje de turista.
Casi sin darnos cuenta es la hora de almorzar. Decidimos seguir con el plan inicial de comer en el Parque del Príncipe. Es un parque metropolitano enorme y precioso. Dentro tiene una piscina y bastantes zonas verdes donde pasar la tarde tirados a la bartola... Más o menos lo que hicimos nosotros, que estuvimos todo el día dando vueltas por Cáceres con una flojera curiosa... En mi caso fue un cúmulo de todo... se empieza a notar el cansancio acumulado después de cinco días de pedaleo al parar; además, me puse con la regla ese día y estaba literalmente atontada. Poco nos reímos con un señor mayor que, vestido con ropa anti-deportiva al máximo -pantalón de vestir corto, con su cinturón y su polito metido por dentro; zapatillas de deporte de estas tipo J'Hayber, de las antiguas, y su gorrita...- nada más que hacía darle vueltas al parque corriendo -a un ritmo bastante bueno- como si no le cansara nada... vamos, el tío parecía que iba caminando... Mi hermano y yo pensando... "Hay que ver el viejo, enh? Nosotros aquí, unos porquerías, parece que nos han dejado caer desde un quinto... y el hombre ahí, dándole caña y encima vestío de bonito...!!"...
La tarde la pasamos en el casco antiguo. No era la primera vez que estaba en Cáceres (mi hermano sí) pero me pareció que no conocía absolutamente nada -a pesar de que es una ciudad súper pequeñita-. Todo nos gustaba y nos sorprendía, tanto edificio viejo perfectamente conservado, la pedazo de Plaza Mayor, el montón de callejuelas...
Casi por casualidad fuimos a parar a una plazoletita muy agradable, junto a la Iglesia de Santiago. Con unos aires bucólicos y bohemios que nos llama mucho la atención, nos tomamos una cervecita en la taberna "La Matilda". Echamos lo que queda de tarde allí, riéndonos y hablando de nuestras tonterías.
Poco después de anochecer decidimos volver a la pensión -no sin antes parar en un kebab, el instinto consumista de mi hermano le obliga :P- mañana nos espera un largo día.


Turismo por Cáceres. Qué ver / visitar.

Como estuvimos todo el día parados en Cáceres, directamente paso a hablar de las cosas que vimos y que pudimos disfrutar en esta pequeña pero hermosa ciudad.
En primer lugar, visita obligada merece el Parque del Príncipe. Como el taller de bicis estaba muy cerca, solo al pasar y verlo decidimos que queríamos pasar un rato allí, por eso echamos el almuerzo en plan picnic y estuvimos descansando hasta que se fue un poco el calor. De lo que más me gustó del parque fue la exposición de esculturas al aire libre; y no solo porque algunas eran llamativas y originales, sino por el lote de reír que nos dimos mi hermano y yo tratando de adivinar algunas que vaya telita... Por lo demás es un parque agradable, con bastante vegetación y animalitos (habían muchos pájaros) y para echar un rato agradable y desconectar al lado de la ciudad, la verdad es que viene muy bien.
Cuando nos decidimos levantar el campo fuimos primero a conocer la parte nueva de la ciudad. Desde el Paseo de Cánovas bajamos hacia la Plaza de América, y desde ahí caminamos por las avenidas de Alemania, Isabel de Monctezuma y Antonio Hurtado. Son avenidas de edificios, tiendas y negocios, así que nos tomamos un café cuando estuvimos cansados y continuamos caminando hacia la zona monumental.
Esta parte es impresionante. Camines por donde camines, hay algo que ver, algún edificio que fotografiar o algún detallito digno de recordar... Sin duda alguna, entiende el merecido reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad cuando se pasea por las calles del centro histórico de Cáceres.
Todo es digno de ver, la Plaza Mayor, el arco de la Estrella, la casa de los Becerra, la casa del Águila, la del Sol, la Iglesia de San Jorge, la Iglesia Concatedral de Santa María, la Iglesia de San Juan, la de San Mateo y un larguísimo etcétera que, por mucho que yo trate de describir aquí, todo se quedaría corto...
Personalmente me encantó la plaza de la Iglesia de San Jorge, donde nos tiramos sentados, simplemente viendo a la gente pasar, cerca de una hora. Es un sitio tranquilo y apacible y del que no te entran ganas de irte, a pesar de que lo único que tienes frente es un gran mazacote de ladrillos antiguos...
Nosotros no pudimos entrar en ningún museo por falta de tiempo, la verdad es que todo el día caminando no dio para más... pero seguro que un día más hubiera sido muy recomendable para sacarle a la ciudad todo el jugo que posee.
Además, para los que no disfruten tanto del turismo puramente cultural o arquitectónico, existen algunos rinconcitos con encanto, como la plaza de la Iglesia de Santiago, donde paramos a tomar una cerveza con la fresca; en los que poder disfrutar de momentos de evasión, de descanso o simplemente observar la vida de la ciudad, con una cervecita o un refrigerio en la mano y con la suerte de catar las maravillas gastronómicas extremeñas que te ponen gratis en todos (o al menos en los que nosotros estuvimos) los bares.

Para finalizar, enlazo algunas páginas web con los principales reclamos turísticos que ofrece la ciudad:

Me gustaría agradecer al chico del Taller de bicis "El Pelín" su amabilidad y lo bien que se portó. Además de que me regaló un bidón para la bici (sí, sí... vaya ciclista estoy hecha... salí sin bidón y sin bidón tenía pensado llegar...), nos atendió sin esperas, hizo cuanto estuvo en su mano por tenernos la bici cuando antes lista, la dejó fina y puesta a punto y encima ni siquiera nos cobró caro... Muchas gracias por todo.
Y también citar la pensión El César, cuyo enlace he adjuntado en el listado anterior, y que desde luego, si vuelvo alguna vez a Cáceres, no me plantearé buscar otro sitio. Cómodo, accesible, tranquilo, limpio y barato. Y el dueño, un encanto. Creo que no se puede pedir más...

Solo apretarse las calas que la próxima etapa nos lleva directamente a Grimaldo... Allí por fin nos encontramos con un compañero de camino con el que compartir batallitas...  Pero eso será en la próxima... así que ¡estad atentos! :)


miércoles, 12 de septiembre de 2012

La retención de líquidos


La retención de líquidos

A lo largo de mi experiencia, no pocas veces he encontrado pacientes que me preguntan, desesperadas, que qué hacer ante la retención de líquidos…
Pues bien, en primer lugar, lo primero que hay que hacer es asegurarse que la persona, efectivamente, esté reteniendo líquidos, ya sea por causas internas (fisiológicas, debido a alguna enfermedad, desequilibrio hormonal o trastorno metabólico, por ejemplo) o externas, como llevar malos hábitos dietéticos o un estilo de vida sedentario.
A continuación, investigar un poco sobre las causas para poder tratar correctamente a cada paciente (muy a pesar de algunas –porque suelen ser ellas en su mayoría- que, impacientes, esperan como agua de mayo que empiece a relatarles el remedio mágico o el producto milagroso que les ayude a sentirse menos “pesadas”… Paciencia. Quisiera recalcar que la ansiedad y la impaciencia no ayudan de nada, ni el consumo de tales o cuales pastillas o productos acabarán de la noche al día con nuestros problemas… la solución recae en tomar conciencia del problema y comenzar a aplicar una serie de medidas que, poco a poco, hagan que remita).
Antes que nada voy a explicar, rápidamente, qué es la retención de líquidos. Como la propia palabra indica, es la acumulación de líquido –fundamentalmente agua- en los tejidos del organismo y se produce cuando el cuerpo (por el motivo que sea, físico, hormonal, metabólico…) no puede eliminar correctamente el líquido sobrante, impidiendo la correcta regulación de sus niveles.

Así pues, lo primero que hago es preguntarle a la persona que desde cuando lo lleva padeciendo y si tiene algún trastorno o enfermedad que pueda perjudicarle.
Con trastorno o enfermedad me refiero a algún tipo de insuficiencia cardiaca, renal o hepática, entre otras, o a alteraciones en los vasos linfáticos –existen más causas, pero escaparían al contenido del artículo y se adentrarían en el campo puramente médico, alejándonos del tratamiento dietético-. También el uso de medicamentos como los antihipertensivos o ciertas terapias hormonales pueden modificar la regulación de los líquidos del organismo, dando lugar a la citada retención.

Si descartamos esas causas internas y atendemos a las de origen externo –bastante más comunes-, podemos observar cómo la obesidad (dificulta la circulación y, por tanto, la correcta eliminación y transporte de líquidos); el sedentarismo (de la misma forma que la obesidad dificulta la circulación, un estilo de vida sedentario o un trabajo que obligue a mantener la posición sentada o de pie durante muchas horas, pueden favorecer también la retención de líquidos); algunos estados hormonales (como el embarazo o un tratamiento hormonal puntual) o una alimentación poco saludable, son factores de riesgo importantes que predisponen a esa retención de líquidos.
Respecto a la alimentación, hay que indicar que un exceso de sal y alcohol en la dieta son los principales causantes de dicha acumulación de líquido. 
Por tanto, la primera medida dietética a adoptar irá encaminada a reducir el consumo de sal en las comidas y a moderar el consumo de alcohol. Mucha gente me dice que apenas consumen sal, que utilizan muy poca. Lo cierto es que usar una mínima cantidad no tiene por qué constituir un factor de riesgo preocupante, al contrario, es necesario aportar al organismo una cantidad diaria que asegure que cumpla con sus funciones metabólicas (dejo un enlace donde se indica la cantidad diaria recomendada de sodio, las principales fuentes y los efectos que produce su consumo excesivo, así como las consecuencias derivadas de su deficiencia http://www.consumer.es/web/es/alimentacion/aprender_a_comer_bien/complementos_dieteticos/2005/11/24/147245.php), lo preocupante es que la mayoría de alimentos que consumimos, precocinados, procesados, snacks, refrescos… contienen hasta dos y tres veces más sal de la que utilizaríamos si preparásemos el alimento en casa; por ello, tratar de suprimir el consumo de productos procesados e industrializados (o al menos de compensar el aporte de sal en el resto de comidas) disminuiría bastante la cantidad de sodio total de la dieta y sería beneficioso para combatir la retención de líquidos.
Al principio, para acostumbrarnos al sabor de una comida “sosa”, recomiendo utilizar especias y hierbas aromáticas que potencien el verdadero sabor de los alimentos y añadan un toque distinto al plato. Además, algunas hierbas y especias ayudan a quemar grasa de forma eficiente (como el chile, la mostaza, ajo o jengibre, que aceleran el metabolismo favoreciendo la lipólisis), con lo que el argumento me resulta dos veces válido para tratar de animar a la persona a que restrinja el consumo de sal y apueste por las especias y hierbas, ya que este tipo de personas normalmente acuden primero a mí  para tratar de perder algo de peso.
También sería recomendable fomentar el consumo de grasas “saludables” (procedente de los aceites vegetales –fundamentalmente de oliva-, pescado azul, nueces, almendras, aguacates, soja…) y reducir el de grasas saturadas y trans (carnes, lácteos enteros, bollería industrial, mantequillas y margarinas…).
Lo ideal es basar la alimentación en la medida de lo posible en productos naturales y de temporada, libres de procesamiento, colorantes y conservantes artificiales, pesticidas y hormonas (en productos como las carnes de aves, huevos, lácteos, etc.), que favorecen los desequilibrios hormonales que están tan de moda y tan en auge y que enlazan, indirectamente, con multitud de trastornos derivados (como desequilibrios menstruales, problemas de esterilidad, estrés o ansiedad). Consumir abundantes vegetales de todos los colores, frutas, frutos secos, cereales enteros y ricos en fibra –a ser posible, ya que ayudan a eliminar toxinas y a regular el tránsito intestinal, combatiendo el exceso de volumen-, legumbres, pescados (alternar blanco y azul, rico en ácidos grasos omega 3, esenciales para el organismo) y controlar el consumo de carne y huevos (sin erradicarlo); todo ello acompañado de un poco de actividad física (fundamental para fortalecer venas y arterias, mejorar la circulación en general, eliminar toxinas… se recomiendan actividades suaves y constantes, como dar largos paseos por la playa, caminar, natación, montar en bicicleta..., que no tengan mucho impacto y que ejerciten fundamentalmente el tren inferior - la retención suele manifestarse de forma acusada y común en tobillos hinchados-) y beber abundante agua (mínimo 1,5 – 2 litros al día) son fundamentales para controlar los niveles de líquido del organismo.
Para finalizar, algunos consejos puntuales sobre alimentos que suelen funcionar para tratar la retención de líquidos.

O       Entre las verduras destacan la alcachofa, espárrago, cebolla y apio. Aunque verduras como el tomate, la calabaza, la berenjena o el calabacín también ayudan a desintoxicar al organismo y a equilibrar sus niveles de líquidos. Se recomiendan preparaciones simples y ligeras, para que no pierdan sus vitaminas y minerales. También se pueden encontrar extractos, caldos o pastillas.
O       Algas, como el fucus o la spirulina, aunque debido a su alto contenido en yodo no deben abusar de ellas las personas con hipertiroidismo.
O       Respecto a las frutas, aconsejo el consumo de plátano (rico en potasio, fundamental para regular los niveles de líquido del organismo), la sandía y la piña, potentes diuréticos.
O       Por último, infusiones de cola de caballo, diente de león, té verde, ortiga mayor y zarzaparrilla; todas ellas diuréticas que ayudan a depurar el organismo y equilibrar los niveles de líquido, acompañadas, claro está, de la adopción de los hábitos saludables descritos con anterioridad, y el consumo abundante de agua.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Etapa 5. Mérida - Cáceres

9 de Julio de 2.012

Salimos de Mérida con mucho frío y ánimo regular. Pasamos por el acueducto, con su respectivo reportaje fotográfico, y vamos a desayunar. 
Primera irritación: paramos en un bar en la salida hacia la Vía de la Plata, un hombre empieza a preguntarnos que dónde habíamos pasado la noche y de dónde veníamos. Yo venga a decirle que veníamos de Huelva y que habíamos dormido ahí, en Mérida... y él, nada, a lo suyo, diciéndonos que habíamos dormido en Torremejía... Muy absurdo. Yo, que no; él, que sí... total, que al ver que el tío no se entera de nada, al final le digo, "venga, da igual" -empezaba a putearme mi momento desayuno, mi preferido, encima con una tostada de pan chapata con mermelada y mantequilla y mi té rojo de rigor...- e inmediatamente interviene la camarera (milagrosamente). Al final no sé si le quedó claro o no de dónde veníamos y dónde habíamos dormido, pero lo importante es que nos dejó desayunar.
Salimos hacia Proserpina. Es precioso, aunque el camino nos hace darle todo el rodeo. Nos encontramos a dos ciclistas que nos dicen "buen camino"... Pero eso no es nada especial, lo de risa es que, después de darle una vuelta enorme al embalse, los dos ciclistas de nuevo nos paran y nos dicen: "¿Os habéis perdido o le estáis dando queriendo la vuelta al embalse?". Nos quedamos pilladísimos e inmediatamente saltamos "No, no... nos hemos perdido!". Así que se ofrecen a "sacarnos" del embalse y dejarnos en la continuación del camino. Mientras, vamos charlando del camino, de la ruta, de las bicis... Son buena gente y nos dejan en el camino rumbo El Carrascalejo. 
Aquí el camino se complica. Camino de arenilla resbaladiza, grietas, surcos y cárcavas, además de pendientes que lo hacen accidentado, especialmente con carga.
La ruta se adentra entre jaras y alcornocales. Pasamos calor y por el camino pierdo a Fede... También hoy, después de cinco días de pedaleo, es el primer día que encontramos un peregrino (caminando). Es un hombre catalán que salió de Sevilla y que pretende llegar a Cáceres. Charlamos un rato con él y continuamos el camino hasta Alcuéscar, pueblo donde comemos en una terraza genial, con un camarero un poco vacilón. Es nuestro primer "Menú del Peregrino" acompañado del respectivo sello...
No tardamos mucho en salir, tras darnos cuenta que Fede se ha perdido... Nunca me lo perdonaré...
Continuamos. El camino no es complicado, pero mi hermano empieza a venirse abajo. Pasamos por Casas de Don Antonio (de largo) y continuamos hacia Aldea del Cano y Valdesalor, por un camino estepario, de guijarros y desolador. Día muy caluroso, complicado para el ánimo.
Por el camino encontramos algunos miliarios (en algunos aprovechamos para hacernos fotos, parar y refrescarnos, porque aunque yo voy bien, mi hermano se viene abajo por el calor).
Paramos en Valdesalor, una aldeucha perdida en medio de la nada. Mi hermano reposta barritas y el agua empieza a escasear. Solo 10 kilómetros hasta Cáceres. ¡Podemos! Pero no contábamos con la Sierra de la Camella. Horrible... apocalíptico... Grietas, pedruscos, mucho calor. Mi hermano quiere dar la vuelta, me contagia la desolación... ¡Vamos! Poco a poco llegamos arriba. Mal rollo. Me callo. Estamos destrozados. La rodilla me duele, en el horizonte, comienza a divisarse Cáceres. ¡Por fin! Tras atravesar el casco antiguo, damos con la pensión El César. Agradable y familiar. Un hombre regordete, que me recuerda totalmente al psicólogo, nos sella la credencial sobre la marcha y nos recibe cálidamente. Le pedimos información para el taller de bicis -mi bici comienza a fallar bastante- y una ruta gastronómica para cenar, que nos lo merecemos.
Nos hartamos de dar vueltas por Cáceres para acabar cenando en ¡¡Telepizza!! Así somos nosotros, aunque la verdad, nos sienta de escándalo... ¡qué rico! 
Tras cenar, sin miramientos y como autómatas, nos vamos directamente a descansar.

 RESUMEN DE LA RUTA:
  • Distancia: 78,34 km.
  • Dificultad: Media/alta 
  • Tiempo aproximado: 6 horas



 La etapa de hoy es una etapa distinta, respecto a lo que venimos viendo en días pasados. Comienza con poca dificultad, por un carril bici que une Mérida con el embalse de Proserpina. Aunque en todo momento la pendiente es ascendente desde la salida de Mérida, el paisaje hace que nos olvidemos un poco de los tramos en que cuesta pedalear arrancándonos continuos "¡¡Mira eso!!", "¡Dios! ¡Es impactante la majestuosidad del embalse!" o "¿Te imaginas cuando por aquí caminaba Tiberio y su séquito?" jejejejeje, bromas aparte, lo cierto es que, aunque sea una etapa dura, para mí fue una de las más significativas y de las que mejor recuerdo guardo.
Hasta Proserpina, fácil, sin pérdida, todo perfectamente señalizado y de circulación cómoda, por un carril bici entero para nosotros. Llegados al embalse hay que tener un poco de cuidado, si no, puede pasar lo que a nosotros nos pasó, que con la emoción de ver el embalse y su esplendor, en vez de continuar recto por la carretera de entrada, comenzamos a rodearlo por un caminito de tierra que lo circunda. Sin embargo, tengo que decir que merece la pena, una vez que se llega allí, dar la vuelta que dimos, aunque al final sumara unos 5 o 6 kilómetros más a la ruta.
Para enlazar de nuevo con el camino, no hay problema. Tanto si se rodea el embalse como si se sigue recto por la carretera al llegar, se localiza sin mucha dificultad una carretera secundaria que nos dejará a la entrada del camino hacia El Carrascalejo. Nosotros este tramo lo hicimos acompañados por los ciclistas que se ofrecieron a sacarnos del embalse, así que con la charla, no pudimos darnos cuenta bien de si estaba o no debidamente señalizado el desvío hacia El Carrascalejo.
Este camino, a pesar de su dificultad inicial, me encantó. Es un camino de arenilla blanca, con surcos y cárcavas que me recordaron a verdaderas rutas de BTT (de hecho, aquí empecé a echar de menos, y mucho, una bicicleta de montaña, en vez de una trekking) en las que hay que ir continuamente de pie, saltando y eligiendo bien dónde pisar. Disfrutamos mucho, concentrados, entre encinas y alcornoques, resbalándonos con las ruedas finas que llevábamos y con la adrenalina a tope. Son unos 8 kilómetros que pasan realmente rápido hasta llegar a El Carrascalejo. Además, aún no hacía el suficiente calor como para que el reflejo del sol en la arena blanca hiciese imposible circular con cierta comodidad. Dicho esto, creo importante citar aquí que quizá, la ruta de hoy, es una de las más complicadas de la Vía de la Plata para hacerla en días calurosos (por lo que digo de los caminos arenosos, de tierra blanca, polvo y pendientes variables). Nosotros salimos relativamente temprano y, aún así, pedaleamos por tramos duros en plena solana, en los que nos vinimos abajo por el calor tan insoportable; por eso recomiendo, especialmente en estas rutas (al menos hasta llegar a Salamanca), planificar bien las horas de salida para que en horas de máximo sol estemos descansando o en destino.
El Carrascalejo es una pequeña población sin servicios. Hay una iglesia pequeñita y muy cuidada, en la que aprovechamos para hacernos fotos.
Se sale sin dificultad del pueblo (está todo perfectamente señalizado, incluso con dibujitos. De hecho, me gustaría comentar que, una vez completado todo el camino, haciendo un balance global, tanto mi hermano como yo coincidimos en que las provincias que mejor señalizadas estaban era Badajoz y Cáceres) siguiendo las flechas amarillas.
Solo algo más de dos kilómetros y medio separan El Carrascalejo de Aljucén, otro pueblecito con servicios mínimos y cuidada iglesia y en el que solo paramos para repostar agua. El camino hasta aquí es fácil, un sendero de arena y tierra dura sin dificultad.
A continuación, desde Aljucén hasta Alcuéscar nos espera un largo camino atravesando dehesas extremeñas. La tierra cambia de color, del blanco al rojizo, y el camino discurre todo el rato dentro de los límites del Parque Natural de Cornalvo. El sendero se torna algo complicado a veces. Además de que hay que ir muy concentrados buscando las flechas amarillas en árboles y troncos, el terreno es incómodo para las bicicletas que llevábamos. Continuos tramos de piedras que ralentizan la marcha y obligan a circular pegando saltos y acumulando tensión en lo brazos y hombros. Además, la pendiente es ascendente durante casi veintidós kilómetros. Sin embargo, es un trazado muy bonito. El paisaje es espectacular y el aire puro que se respira no tiene precio. Los conejos atraviesan el camino continuamente y se pueden ver montones de aves rapaces.
Personalmente se me hace corto, y llego a Alcuéscar con fuerza, aunque la bici comienza a mostrar síntomas de que no le gusta el trazado que estamos siguiendo: continuos chirridos y crujidos empiezan a asustarnos, y la rueda que pinchamos en la Sierra de Huelva se ha abombado de manera espectacular. Comenzamos a apostar tratando de adivinar dónde nos dejará tirados...
Alcuéscar es el primer pueblo cacereño que pisamos. Hace calor y estamos hambrientos pero, por suerte, encontramos un restaurante (Alta Cuesta) con una terraza genial en la que corre una agradable brisita que hace que disfrutemos de un almuerzo más que merecido. Este restaurante ofrece menús del peregrino de muy buena calidad (comida casera y recién hecha y a muy buen precio (8€)) con el que es imposible quedarse con hambre.
Antes de las 15.00 h (nuestro mayor error de todo el camino, no planificar las rutas y dejar que nos cojan las horas de calor pedaleando) ya estábamos saliendo de Alcuéscar rumbo a Casas de Don Antonio.
El camino no tiene pérdida y se discurre con facilidad, está perfectamente señalizado al salir de Alcuéscar. Aunque el camino no entra en el pueblo, podemos acceder a él cruzando un puente romano que se conserva a la perfección.
A partir de Casas de Don Antonio se recupera la antigua calzada romana, paralela a la N-630. Sabemos que vamos bien según atestiguan los numerosos miliarios que vamos encontrando.
Hasta llegar a Valdesalor el camino es fácil y entretenido. Es un trazado relativamente llano y suave, que aprovecha en gran parte la antigua calzada romana; por tanto, el firme ya no es tan incómodo y, de todas formas, paralelo a la calzada también discurre el sendero de tierra (en Extremadura la señalización, como digo, es muy buena; además de la opción de la calzada romana, está indicada, en un cubo, la dirección del sendero de tierra mediante la inscripción de una rodadura; así, se puede elegir si continuar por el camino o por la calzada romana, siguiendo, respectivamente, el cubo con la rodadura amarilla o verde). La única pega en este tramo es el calor, así que hay que asegurarse de llevar la suficiente provisión de agua al menos hasta llegar a Valdesalor, puesto que, tanto Casas de Don Antonio como Aldea del Cano se dejan de paso y sería necesario desviarse (lo cual no se duda ni un momento si vemos que vamos escasos de agua) para visitarlos y repostar.
Una vez llegados a Valdesalor queda el último empujón final hasta llegar a Cáceres. El último sufrimiento del día es la subida al Puerto de las Camellas. Solo unos 12 kilómetros nos separan de Cáceres pero el camino es bastante complicado (el más complicado de la jornada me atrevería a afirmar). Aunque la señalización cambia (al salir de Valdesalor encontramos paneles de senderos comunes, no las ya conocidas señales del camino de Santiago) el camino es el mismo. Al principio no parece para tanto, una brusca pendiente ascendente continua no parece asustarnos. Pero, poco a poco, la cosa cambia; lo que al inicio era un camino, se transforma a medida que avanzamos en un estrecho sendero casi impracticable. Pedruscos por un caminito muy estrecho, todo cuesta arriba. Ésto sí que es BTT radical. La bici no deja de crujir y nos replanteamos seriamente saltar en cuanto podamos a la carretera nacional (no llegamos a abandonar el sendero).
Afortunadamente, una vez coronado el puerto, el camino se trasforma en una amplia cañada por la que ya sí es posible circular cómodamente, y que nos deja a las puertas de Cáceres.
Esta ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad, fue fundada como colonia romana, y antigua cuna de la Orden de Caballeros de Santiago. Es una ciudad pequeñita, agradable y acogedora que tendremos el placer de disfrutar durante dos días, ya que la bici, definitivamente, decide que es un buen momento para hacer un alto en el camino.
Nos alojamos en la Pensión El César, sitio muy recomendable tanto por la cercanía de sus dueños como por la inmejorable situación (muy cerca del casco antiguo de Cáceres) y precio. Es una enorme casa vieja, fresquita y tranquila. Las bicis se quedan seguras en un patio central al que se accede fácilmente. El señor que nos atiende es muy amable y nos proporciona información sobre la ciudad, taller de bicis y sitios baratos para comer y desayunar.


Alojamientos disponibles: la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Huelva nos facilita los siguientes:
  • Aljucén (Km. 260):
    • Albergue privado Annalena. 616 515 195. 15 personas + 4 personas. 10€.
    • Casa Rural. 25€ por persona.
  • Alcuéscar (Km. 281):
    • Albergue en Casa de la Misericordia. 927 120 024.
    • Casa Rural. 927 384 565.
  • Aldea del Cano (Km. 297):
    • Albergue municipal. 927 383 004.
    • Casa Rural. 666 431 420. 25€ por persona, 40€ doble.
  • Valdesalor (Km. 308):
    • Acogida municipal en campo de fútbol (colchonetas). 927 129 711. Preguntar por Carlos.
  • Cáceres (Km. 320):
    • Albergue municipal "Ciudad de Cáceres". Avenida de la Universidad s/n. 927 211 254.
    • Albergue particular "Las Veletas". Calle General Margallo, 36. 927 211 210 - 630 504 195.
    • Pensión "El César". Calle General Margallo, 61. 645 845 570 - 651 752 119. 25€ habitación doble. 

Servicios: la primera localidad con servicios que encontramos es Aljucén, a unos 16 kilómetros de Mérida. Este pueblecito dispone de servicios básicos (bar, centro de salud, farmacia, tienda y albergue). Hasta ahí podemos llegar sin dificultad. A partir de ahí hasta Alcuéscar, sí recomiendo recargar provisiones, ya que nos separan unos 21 kilómetros hasta el pueblo circulando por dehesas y parajes desiertos.
La localidad de Alcuéscar dispone de todos los servicios básicos que podamos precisar (bar, restaurante, centro de salud, farmacia, cajero, tiendas, albergue parroquial y hotel).
Una vez salimos de Alcuéscar nosotros no paramos hasta Valdesalor, ya que el camino no entra ni en Casas de Don Antonio ni en Aldea del Cano ni tampoco en Valdesalor, los deja de lado y habría que desviarse para verlos. Sin embargo, si vemos que estamos apurados, se puede parar cómodamente en Aldea del Cano, localidad que cuenta con todos los servicios necesarios (excepto cajero) o en Valdesalor (tiene pocos servicios, algunos pequeños bares y acogida municipal en el polideportivo). Hay que insistir en no quedarse corto con el agua, ya que el tramo aunque no es incómodo hasta Valdesalor, es largo y discurre por tierras donde incide mucho el sol y apenas hay árboles ni zonas para cobijarse.
Una vez llegados a Valdesalor, sí conviene recargar de nuevo y tomar energía para afrontar los últimos 10 kilómetros que quedan hasta Cáceres. Queda el tramo más complicado de la ruta, subiendo el puerto de las Camellas por un camino de difícil acceso y por supuesto tampoco hay fuentes ni nada hasta llegar a Cáceres.
Una vez alcanzada la meta, podemos disfrutar cómodamente de todas las comodidades y el descanso que ofrece la ciudad de Cáceres.


Qué ver / qué visitar: 
  • El Carrascalejo: pequeña población sin servicios de la que solo destaca la Iglesia Parroquial.






  • Cáceres: puesto que la jornada sexta la pasamos parados en Cáceres, dedicaré la próxima entrada a hablar sobre la ciudad y todo lo que ofrece. Como aperitivo, dejo una foto de su increíble Plaza Mayor, para ir abriendo boca de lo impactante que puede llegar a ser una ciudad tan pequeñita y acogedora y de la que los dos guardamos grandes recuerdos.