martes, 4 de octubre de 2016

Secretos de Irlanda. Etapa 3

9 de mayo de 2016

Killarney – Dingle Peninsula – Tralee

¡Buenos días! ¿Nos vamos a Dingle? Venga, pues vamos a desayunar y recargar pilas que salimos.

De nuevo un rico desayuno con pan artesano y huevos camperos. ¡Qué bueno, por favor!

No salimos sin antes despedirnos de Cailin y revisar la rutita. Hoy vamos a conocer Dingle, bordeando la península y recorriendo paisajes de playa y montaña.
Siguiendo la recomendación de la guía, decidimos empezar por el final, para evitar el sentido del tráfico de autobuses y excursiones y poder disfrutar de las carreteras a nuestro rollo.

Aquí tenéis la ruta completa que haremos en el día de hoy:


Así pues, nos ponemos en marcha, rumbo a Killorglin. Vamos por una carreterita bastante cómoda, no demasiado tráfico y paisajes tampoco espectaculares de momento.
El pueblito es pequeñín y no le prestamos mucha atención, lo dejamos totalmente de paso. Al igual que Milltown y Castlemaine.

Nuestra primera parada será una playa. “Inch Beach”, es una larga playa de arena amarilla que hace como de espigón en el Puerto de Castlemaine. La verdad es que sorprende ver esa extensión de arena tan de repente. La marea estaba bajísima y no te cansas de caminar… Y las vistas no tienen precio, por un lado, el monte Tallig al fondo, verde y altivo. Por el otro, el mar, de un azul turquesa apagado… Y nosotras, ¡flipándolo! ¡Sobre todo porque la arena es tan dura y compacta que pueden circular coches y motos por la playa!
Y lo que nos queda por descubrir… Pero no voy a adelantar acontecimientos… :)

Os cuento que Inch Beach es una de las dos playas más grandes de la Península. De hecho, esta parte de la isla destaca precisamente por sus grandes playas de arena, aptas para el baño y muy transitadas por surferos. Una es Inch Beach y la otra es Maharees, al norte. Además, toda la península está bordeada por acantilados, rodeando la sierra de Slieve Mish, donde se encuentra el segundo pico más alto de Irlanda, el Monte Brandon (no es Stark, freaks! XD), del que os hablaré más adelante...

Después de unas buenas carreras y fotos por la playa, decidimos continuar. Además el tiempo hoy está un poco raro, muy irlandés, y no nos apetece una mojada playera.

 Seguimos hacia Dingle por la carretera de la costa. Es una carretera bastante bonita y con unas vistas espectaculares. Además, un día así, gris y triste parece que potencia los tonos de verdes y azules que nos acompañan todo el camino: océano a la izquierda, montaña a la derecha. Es una carretera de acantilados bastante cómoda. La verdad es que no tuvimos mucho problema en esta zona con el tráfico, más bien al contrario. Así que, toma nota: disfruta ahora que puedes, que las carreteras aún tienen dos carriles ;)
 
Para llegar a Dingle nos desviamos un poquito de la costa, adentrándonos en un valle verde lleno de animalitos… ¡Es todo tan idílico, que no te lo crees! Menos aún cuando llegas a Dingle y, de repente, encuentras una villa súper bulliciosa, ¡llena de vida y color!
No os puedo trasladar el buenrollismo que se respira cuando llegas a Dingle, bajas del coche y te pones a pasear por sus calles… Dingle es una villa tradicional de pescadores, bastante pequeñita. Sin embargo, además de a la pesca, sus habitantes han destacado por sus aptitudes artísticas.

Y es que Dingle llama la atención por muchas cosas. En primer lugar, es el único pueblo de la Península de Dingle (sin contar asentamientos y aldeas). Si quieres encontrar otra ciudad/pueblo con todos sus servicios, tendrás que desplazarte 50 km hacia Tralee (a la vuelta pasaremos por ahí, sigue leyendo y te cuento) o volver a Killarney, a unos 70 km aproximadamente (de donde venimos).


En segundo lugar, ¡sus habitantes son bastante revolucionarios! Gestionan sus servicios a través de cooperativas y se agrupan en pequeños sectores de actividad. Destacando además de la pesca, los artesanos. Hay muchos artesanos de diferentes sectores (tejedores, trabajadores del vidrio, trabajadores del barro, del cuero, pintores, joyeros…) que tienen su pequeño taller en el pueblo y que venden sus productos en ferias de artesanía o en su local. También tienen festivales de artesanía y arte y, de hecho, es en esta parte de la isla donde se acumula el mayor número de personas dedicadas al arte (junto a Galway, Dingle es otro de los puntos calientes de la artesanía irlandesa). Destacan también por la música, encontrarás montones de pubs con música en directo a lo largo de sus calles. ¡Así que no te aburrirás en Dingle!

Y algo que no se me puede pasar es comentar que es uno de los pocos sitios en Irlanda donde poder comer buen pescado a un precio medio normal. Por fin empezamos a encontrar cultura de pescado.

Así que vamos, a disfrutar de Dingle. Aparcamos en el centro (gratis también, justo al lado del puerto) y nos disponemos a patear el pueblo, que resulta bastante pequeñito y asequible.
Las calles son preciosas, llenas de colores y como con mucha gracia. Además, todo está muy cuidado.
Algo que también nos llama mucho la atención es el clima de sitio chic que se respira aquí. Lo notas en las tiendas y comercios. Son súper originales y personales, con mucho estilo y cuidado.

En menos de una hora ya hemos visto todo el pueblo y sus tiendas más chulis, así que nos vamos a comer al puerto, al lado de Fungi. ¿Que quién es Fungi? Pues es el personaje más famoso de Dingle. Es un delfín que avistaron por primera vez en 1984 y, desde entonces, el animalito pues le cogió cariño a la gente del puerto y a los pescadores, y se ha hecho uno más del pueblo. De hecho, le encanta hacer amistad con pescadores, nadadores y visitantes que van a verlo en barco. Tanto confían en sus habilidades interpersonales que, en una de las atracciones más famosas del pueblo, que consiste en ir a ver a Fungi en barco, te aseguran que si Fungi no aparece y te vas de Dingle sin verlo, te devuelven tu dinero. Y santas pascuas.
Por el momento no les ha fallado la estrategia, está totalmente integrado en la vida social del pueblo. Incluso goza de una estatua propia en el puerto… ¡Funghi for president!

Después de comer decidimos hacer algo también muy típico en Dingle. Comernos un heladito artesano que hacen aquí y que son súper famosos en toda Irlanda. Por si vais, se llaman Murphy’s y están en Strand Street (muy cerquita del puerto). Nosotras nos decantamos por el salann (Dingle sea salt), un helado con saborcito a sal que estaba espectacular. Si vais, decidme cuál es vuestro prefe, para la próxima ;)

 Después del heladito y el café parece que la tarde empieza a mejorar, así que decidimos seguir nuestro camino. Nos dirigimos al oeste desde Dingle, dirección Ventry para completar el Slea Head Drive. Es una ruta circular que forma parte del Wild Atlatic Way y que cubre el extremo occidental de la península de Dingle, empezando y acabando en este último. Es una ruta perfectamente señalizada y bastante turística, aunque a decir verdad no tuvimos demasiada complicación con esto (sí que es cierto que te encuentras con algún que otro coche en las paradas más espectaculares, y algún que otro autobús se cruza, pero nada que se haga molesto, al menos en la época de nuestra visita).

La verdad es que fue una de las carreteras que más me gustó. Es la típica carretera de montaña estrechita, bordeando acantilados con agua turquesa a tus pies. Solo atravesada de vez en cuando por algún que otro rebaño de ovejas y rodeada de montes verdes, suavitos… Ayyyyy… quién pudiera volver…

Además, como os digo, está perfectamente señalizado y la Wild Atlantic Way tiene muchas paradas estratégicas situadas a lo largo de la ruta para que puedas parar, hacer una foto y disfrutar de alguna que otra playa, de arena blanca, que se cruza en tu camino.

Como la bahía de Ventry. Es una playa enorme y preciosa, de arena blanca y agua transparente, turquesa. De nuevo, rodeada de montes verdes y naturaleza. Paramos y disfrutamos de un ratito de paseo y mar, para continuar de nuevo nuestro camino.
El siguiente punto interesante es el Dunbeg Promontory Fort, un fuerte de piedra del año 500 a.C. con unas vistas al mar impresionantes.
Nosotras no llegamos a bajar, pero seguro merece la pena. Cuesta unos 3€ y dispone también de restaurante (cerrado cuando nosotras pasamos por allí),

La próxima parada fue un punto espectacular. Es un paraje conocido como Cross at Slea Head y no os puedo trasmitir lo que se siente desde el acantilado. Al horizonte, las Blasket Islands y la inmensidad del mar. Rodeándote de nuevo el verde de Irlanda, las montañas suaves, las gaviotas y esa bruma húmeda que no te deja todo el camino, y que le da un toque de misticismo a la estampa. Y para dar emoción, la carretera, serpenteante y jugando con el paisaje. Si tienes suerte, hasta puede que aparezca una oveja, para que te vayas con la postal completita…
 ¡Seguimos! Siguiente parada una playita muy cuca que encontramos un poco más adelante, Clogher. Es una pequeña playita paradisíaca, de arena blanca de nuevo y aguas turquesas cristalinas. ¡Qué pena que no hiciera unos graditos más, para darnos un baño!

Seguimos nuestra ruta circular, de nuevo rumbo a Dingle. Ya llevamos más de la mitad cubierta y, de momento, ya no hay más acantilados. Ahora nos metemos de lleno en una montaña rusa de tonos verdes con unas vistas impresionantes. Juzgad por vosotros mismos ;) Fotitos, please!

Una vez de vuelta a Dingle, puedes hacer dos cosas. O bien volver por la costa, por donde hemos venido. O bien, si eres como yo y no te gusta nada coger dos veces por el mismo lado, volver por Tralee. Aunque sea más largo.
Nosotras nos decantamos por esa opción, porque además, me apetecía mucho conducir por el Conor Pass.
Es una carretera de montaña que conecta Dingle con el noreste de la península del mismo nombre. Las vistas del paisaje glaciar, con sus laguitos y, a lo lejos las islas de Aran te dejarán sin aliento. Según el momento en que lo visites, verás alguna que otra catarata y los habitantes locales más abundantes: las ovejitas de cara negra que nunca te aburres de encontrar.
 
Ahora, cuidadín que este sí que es el tramo quizá más complicado en cuanto a conducción, especialmente si no eres muy hábil al volante o te da cosita conducir por el otro lado: hay tramos en que la carretera no tiene separación de carriles y, algunos, son literalmente un camino de cabras. Precaución, especialmente en verano cuando está más concurrida.

Pasando el Conor Pass ya la cosa se vuelve más mundana. Vuelta a la realidad, paisajes verdes de nuevo, carreteras más anchas que te parecerán autovías y, a medida que te acercas a Tralee, la civilización.
A nosotras casi se nos escapa un gritito cuando vimos gente por la calle, bares, tiendas, gasolineras… ¿Dónde estamos? ¿Y nuestras ovejas?

Ya puedes respirar tranquilo si lo tuyo no es tanta naturaleza. Tralee es el pueblo más grande del condado de Kerry, así que encontrarás de todo aquí.
Nosotras no paramos porque se nos hacía tarde, pero seguro merece mucho la pena.
Si alguien está interesado en Tralee, os indico que tiene uno de los festivales más famosos de Irlanda, el Rose of Tralee International Festival. Os incluyo algunos enlaces al final del artículo para que podáis sacarle más partido a la jornada.

Por nuestra parte, acabamos el día ya. Desde Tralee nos dirigimos hacia Killarney, esta vez por carreteras nacionales. La tarde se ha puesto bastante fea, llueve a mares y se hace de noche. Desde luego, el día ha estado bien aprovechado. ¡Mañana más!

No te lo pierdas :)

RESUMEN DE LA RUTA:
  • Distancia: la ruta en coche en total fue de 196 km. Sin embargo, caminamos bastante por las playitas, según mi Fitbit hice 16.414 pasos (unos 10,5 km).
  • Tiempo aproximado: todo el día, salimos de Killarney sobre las 10.30h y llegamos al B&B casi de noche, sobre las 20h.
  • Localidades de interés: Dingle, Tralee
  • Parajes destacables: Inch Beach, Dingle, Ventry Bay, Dunbeg Promontory Fort, Slea Head drive, Dunquin, Ballyferriter, Conor Pass
Aunque nosotras hicimos todo el camino en coche, todo está perfectamente habilitado para ir en bici (de hecho encuentras a algún que otro valiente) o moto.
Las carreteras están bien, aunque hay algunos tramos como el Conor Pass y Slea Head que son bastante estrechitos. Precaución.

Si necesitas comer, repostar o comprar provisiones, hazlo en Dingle o Tralee si empiezas el recorrido por el norte. El Slea Head drive no es muy largo, pero es mejor ir provistos.
Nosotras recomendamos empezar desde el sur, en el sentido de las agujas del reloj, especialmente si lo haces en verano, ya que la mayoría de excursiones y viajes programados en autobús tienen sus rutas diseñadas en sentido contrario a las agujas del reloj y empezando desde el norte.
En cuanto a clima, fue uno de los peores días que nos tocó, especialmente a la vuelta. Sin embargo, no puedes esperar otra cosa, ¡estás en Irlanda!
 Aquí os dejo información útil sobre la ruta, espero que os sirva:
¡Espero que te haya gustado el artículo! Y si ya has estado ahí o estás preparando tu viaje y quieres comentarme alguna cosita, estaré encantada de leer tus comentarios.

West of Ireland - Day 3 Aquí te dejo más fotitos ;)
¡Hasta la próxima!

sábado, 9 de julio de 2016

Magdalenitas proteicas para una tarde de té

¡Buenas tardes a todos!

¿Cómo estáis?

Por aquí, en una tranquila tarde de verano, de esas irlandesas en las que disfrutas del calorcito húmedo que vaticina chaparrón inminente... Pues así... 
Y en esta tarde de tontería, con ganas de darme un caprichito después de una semana intensa de entrenamiento y pá'rribas y pá'bajos, se me ha ocurrido hacer algo rico (algo dulce, vaya) y apetecible, en estos días previos a la regla, ya me entendéis como se siente una... 

Pero os recuerdo que me encuentro metida de lleno en estos retos tan chulos que se han ocurrido... Concretamente estoy en una etapa de bajos carbohidratos... (más de los retos prontito, ¡lo prometo!) Y, por supuestísimo, no quería estropear todo el trabajo ya hecho...  (y luego arrepentirme y lamentarme… ¡¡NO!!). Piensa Cristina... ¿Qué puedes hacer que no suponga un estropicio y que esté rico de verdad?

¡Ya lo tengo! Allá voy a preparar unas magdalenitas proteicas de chocolate... Sin azúcar añadido, sin gluten, sin edulcorantes artificiales, sin grasas añadidas (más que las presentes en los ingredientes)... Os comparto la receta, os dejo el valor nutricional y os dejo con mi té y mis pensamientos, que para eso es finde.

¡A vuestra salud! Y que disfrutéis el fin de semana :)

MAGDALENITAS PROTEICAS



-           1 huevo
-           1 cacito de proteína en polvo sin sabor*
-           1 cucharada de semillas de chía molidas
-           1 cucharada de coco seco rallado (opcional)
-           1 plátano maduro
-           1 cucharada de cacao puro
-           1 cucharada de stevia (opcional)
-           1 cuadradito de chocolate negro 85% muy desmenuzadito
-           1 nuez picadita

Más fácil, imposible: coger todos los ingredientes menos el chocolate y las nueces y batirlos con la batidora de mano. Precalentar el horno a 150-160º. Verter la mezcla anterior sobre los moldes y colocar por encima los trocitos de chocolate y nueces. Meter en el horno y hornear durante 15 minutos (o hasta que al pincharlas con un palillo el palillo salga limpio).

Valor nutricional por unidad:

Energía
129 kcal
Proteínas
9,2 g
Grasas
6,8 g
Hidratos
8,5 g
Azúcares
4 g
Fibra
2,7 g


* Yo utilizo proteína de suero de leche, pero podéis utilizar una vegetal sin problemas, incluso si es de sabores (por ejemplo, de chocolate, que os vendría perfecta. En ese caso, no echéis tanto cacao puro y controla la estevia, incluso prescinde de ella si la proteína contiene edulcorantes).

* También podéis mezclar los trocitos de chocolate y las nueces con la masa, antes de colocarla en los moldes. De esta forma, os lleváis las sorpresitas al darle el bocado :)

* Otras opciones: podéis usar harina de almendra o incluso una harina normal en vez de la proteína y las semillas. ¡Pero ya no serían tan proteicas ni tan fit! También podéis emplear otros frutos secos o no incluirlos, así como prescindir del coco.

¡Anímate a hacerlas y déjame ahí abajo tus comentarios!



martes, 5 de julio de 2016

Secretos de Irlanda. Etapa 2

8 de mayo de 2016

Killarney – Ross Castle – Dunloe Gap

¡Buenos días! Empezamos la jornada con un rico desayuno campero que nos proporciona John: huevos de sus gallinas y pan de hogaza recién hecho. ¡Qué rico! ¡Así da gusto comenzar el día!

Nos preparamos para la jornada: vamos a conocer el entorno, ya que el tiempo parece que acompaña. Preferimos reservar el Ring of Kerry para un día un poco “más malo” y aprovechar que el día se ha levantado medio bien para hacer algunas caminatas y patear los alrededores. Y la estrategia funcionó.
 
Nos despedimos de Cailin y salimos rumbo a Killarney.

Aparcamos en el centro (después de la experiencia de Cashel, descubrimos que lo bueno de Irlanda es que hay aparcamientos gratuitos en prácticamente todos los pueblitos, no tienes por qué dejar el coche en zona regulada) y nos dirigimos a una tienda de alquiler de bicis, ya que la idea inicial era conocer el Parque de esta forma.
Llegamos a la tienda de las bicis y como son casi las 12 de la mañana, decidimos no alquilarla, porque el alquiler es por día (no por hora) y hemos desaprovechado la mañana (nota mental: si quieres alquilar una bici, levántate pronto).


Bueno, no pasa nada, caminar también está bien ;). Primero vemos el pueblito, bastante agradable y bullicioso. Hay montones de turistas por todos lados y mucha vida: bares, pubs y tienditas de colores y llenas de gente. ¡Nos encanta!

Nos encaminamos hacia la salida oeste del pueblo, dirección: castillo de Ross, pasando por la calle principal (High Street).
Para llegar al castillo, puedes acceder directamente desde el pueblo a través de Mlssion Rd, justo frente a St. Mary’s Cathedral. Hay una entrada al Parque Nacional de Killarney, donde se asienta el castillo de Ross a orillas del lago Leane. Es un paraje súper bucólico y misterioso por el que te recomiendo sin duda que pasees. Los caminitos están bien señalizados y no es difícil encontrarte con caminantes o ciclistas que seguro van al mismo sitio que tú. También hay mucho tránsito de caballos.

Dejadme que os cuente la leyenda también. Vaya que recaiga sobre mi ser la maldición de no compartir la buena fortuna :P: cuenta la leyenda que O'Donoghue Mór, quién mandó construir el castillo en el siglo XV, aún vive dormido bajo las aguas del lago Leane. La primera mañana de mayo cada 7 años, despierta y asciende sobre el lago a lomos de su caballo blanco, cabalgando en círculos alrededor del lago. Aquellos que tengan la suerte de presenciarlo parece que la buena fortuna los acompañará para siempre.

Pena que cuando llegamos ya era 8 de mayo… igual hubiéramos tenido suerte llegando una semana antes si coincide con uno de los años de aparición… cachis… (ahora, si tenéis suerte y os lo encontráis, avisadme, por fa).

 
Después de ver el castillo y los alrededores, decidimos volver a Killarney. Vamos a coger el coche y nos vamos a adentrar en el parque, donde haremos un picnic y pasaremos la tarde haciendo rutas.

Evitando volver por el mismo camino, decidimos salir del parque y caminar por Ross Road, calle que nos lleva directamente al centro del pueblo.

Allá vamos de nuevo, esta vez rumbo al parque nacional en sí. Al mogollón. Cuando estuvimos en el pueblo esta mañana, paramos en una tienda de aventura a comprar unos chubasqueros y un paraguas, que veníamos las dos de señoritas y el tiempo estaba un poco raro… Pues bien, en esa parada aprovechamos y le preguntamos a la chica de la tienda (muy amable, por cierto), que qué nos recomendaba ver, algo en plan visita rápida, ya que solo disponíamos de este día para conocer el parque.

La chica sin dudarlo nos recomendó el paseo hacia Ross Castle (justo de donde veníamos) y llegar a Muckross House, dentro del Parque Nacional de Killarney. Allí, nos recomendó hacer una de las rutas de senderismo, la que lleva a Torc Waterfall, bordeando el lago Muckross. Nos comentó que es una de las rutas más bonitas del parque y más facilitas, así que decidimos hacerle caso.

Una vez llegamos a Muckross, dejamos el coche en el parking y nos dispusimos a comer en el césped, en una sobremesa algo sobresaltada: entre la inminente lluvia y los cuervos, la verdad es que fue difícil concentrarse en la comida.
Finalmente acabamos, reposamos un rato en el coche porque comenzó a llover y en cuanto escampó, salimos rumbo a Muckross House and Gardens.
De nuevo, parajes preciosos. Increíbles tonos de verde que se pierden a lo lejos con las montañas más altas que, de momento, he visto en Irlanda. La casa, una mansión victoriana del siglo XIX, perteneció a Henry Arthur Herbert y a su mujer, la acuarelista Mary Balfour Herbert (desde luego, aquí no le faltaría inspiración). Tiene unos jardines impresionantes que bordean las orillas del lago Muckross, estando todo el paraje lleno de montones de caminitos y rutas para no aburrirse por la zona.

El Parque Nacional de Killarney es un enclave muy visitado no solo por caminantes y excursionistas, también por montañeros, ciclistas, remeros, pescadores y familias que simplemente vienen a pasear a mascotas y niños.
De hecho, empezamos a caminar prácticamente seguidas por la corriente que, igual que nosotros, iban bordeando el lago en dirección a la Cascada, en el monte Torc.
El camino está perfectamente señalizado y, según el mapa, tiene una dificultad leve. Se llega fácilmente dando un paseo tranquilo desde Muckross House. Son unos 2 km en total, que no llevan más de 40 minutos si vas en plan turista (ya sabéis, parando a hacer fotitos y observar la naturaleza). Saliendo de Muckross House, te diriges hacia el lago por el camino. Bordeas la orilla izquierda del lago, siguiendo el camino (señalizado) hacia Torc Waterfall.
Hay que pasar un aparcamiento de coches, que dejas a mano izquierda y sigues ascendiendo, este último tramo a través de una escalera que te conduce al salto de agua. ¡Tendrás que coger sitio para hacerte la foto con la cascada de fondo! Para los aguerridos, puedes saltar entre las piedras y llegar a una piscinita natural que se forma. Supongo que si hace calor considerable (aunque no sé si físicamente ese fenómeno se observa aquí…), más de uno se habrá dado un chapuzón ahí.
 
En este punto puedes hacer dos cosas: o bien te vuelves por donde has venido, finalizando la ruta de la cascada, o bien te motivas a continuar por uno de los 2 nuevos recorridos que se alzan ante nosotros: la ruta roja o la amarilla. De dificultad un poquito mayor.

Como nosotras no venimos preparadas para montañear mucho, nos decidimos por la amarilla, una ruta circular de dificultad moderada, el término medio entre las otras dos, es decir:

-    Ruta azul: ruta fácil que te lleva hasta Torc Waterfall. Son 2 km y se hacen en menos de 40 minutos desde Muckross House.
-    Ruta amarilla: ruta circular que asciende un poco sin llegar a la cúspide del monte Torc y vuelve al lago para llegar de nuevo a Muckross House. En total son unos 4,5 km que no llevan más de 2,5h.
-    Ruta roja: ruta circular del lago. Una ruta de 15 km de longitud. Completa la ruta anterior bordeando el lago en su totalidad.
-    Ruta Torc: ruta para subir al monte Torc.

No os preocupéis que os incluyo enlaces y rutas al final del artículo ;)

La verdad es que merece mucho la pena haber subido un poquito más el monte Torc, porque las vistas son impresionantes. Además, a medida que subes, el volumen de personas que encuentras disminuye, así que, por fin, puedes sentirte en consonancia de verdad con la naturaleza, sin nadie a tu alrededor. Solo tú, el aire que respiras, los pajaritos cantando y de vez en cuando, alguna que otra gota que empieza a caer.

 Nos vamos encaminando de nuevo al lago a medida que descendemos nuevamente las laderas de Torc, volvemos a cruzar la carretera del Ring of Kerry (dejando atrás otro aparcamiento) y seguimos nuestro camino (perfectamente señalizado con marcas amarillas) hasta el lago. Una vez llegamos al lago, de nuevo es fácil. A la derecha, lejos, divisas Muckross House, vas por buen camino.

La tarde se está poniendo fea, así que decidimos continuar nuestra ruta, esta vez en coche. Así además, descansamos un poco los pies.
Según la guía, además del Parque Nacional, merece mucho la pena parar un rato en Gap of Dunloe. ¡Y menos mal que hicimos caso a la recomendación!

A unos 20 minutos en coche aproximadamente de donde estamos, rodeando de nuevo el lago y dirigiéndonos hacia Killarney, tomamos la carretera hacia Killorglin (como si fuéramos de nuevo al B&B). Un poco antes de llegar al B&B, tomamos el desvío hacia la izquierda hacia Dunloe y disfrutamos de la carretera.
Aunque ya es tardecito, aún es agradable pasear por la zona. Dejamos el coche en un aparcamiento que encontramos al lado del Kate Kearneys Cottage y nos disponemos a caminar por la carretera (luego nos dimos cuenta que la gente pasaba en coche, aunque los carteles indicaban que solo se permitía el paso a gente de la zona).
La caminata, no obstante, no nos defraudó nada: un paisaje montañoso precioso, lleno de ovejas por doquier y con el Black Lake de fondo. Aquí tienes las fotos… Dime qué te parece ;)

 A la vuelta, después de una buena sesión de fotos, decidimos que esta zona merece una visita aparte, solo para el Parque Nacional de Killarney y con la bici, para poder conocerlo en profundidad. Así que para haber sido una visita de campo de exploración, no ha estado mal. 

 Visitamos el cottage de Kate y nos enteramos de la historia también. ¿Quieres saber cuál es? Resulta que es un pub bastante historiado, con más de 150 años de actividad, ahora alberga no solo un pub irlandés, sino también una tienda, restaurante y ¡hasta buzón de correos!
Kate, allá por los años de la hambruna irlandesa (1845-1849)  poseía esta posada, en el camino a Dunloe. Allí se encargaba de destilar una bebida espirituosa “especial”, la cual, por supuestísimo, era ilícita. Esto no le impidió seguir fabricándola y ofreciéndola a sus clientes y cansados viajeros, convirtiéndose así su posada en un punto de encuentro y un alarde de “hospitalidad”, para la escasez de la época.
La verdad es que tiene mucho encanto e incluso hoy en día, se organizan fiestas y celebraciones (estábamos en medio de una boda).

Y con esta visita a la casa de Kate, nos dirigimos de nuevo al coche, reventadas, deseando poner punto y final al largo día de hoy.

¿Dónde nos vamos mañana? ¡Ring of Kerry! No te lo pierdas.

RESUMEN DE LA RUTA:
  • Distancia: los desplazamientos en coche fueron unos 45 km y caminando, según mi FITBIT, fueron 20,26 km (31.863 pasos).
  • Tiempo aproximado: todo el día, llegamos a Killarney sobre las 12 del medio día y llegamos de nuevo al B&B sobre las 20h de la tarde.
  • Localidades de interés: Killarney
  • Parajes destacables: Killarney National Park, Gap of Dunloe

Aunque nosotras hicimos todo el camino en coche, todas las rutas que hemos explicado en el artículo se pueden hacer a la perfección en bici. De hecho, todo el parque está habilitado para ciclistas y caminantes y existen múltiples planos y señalizaciones para poder recorrerlo sin problemas.
So lo hay que tener cuidado en algunos tramos, como el de Dunloe, que vas por carreteras estrechas.

En Killarney se puede repostar y abastecerte de todo lo que necesitas para pasar un día en el campo. Además, en cada punto estratégico del parque, encontrarás baños públicos y bares/pubs/tiendas que harán que no eches nada en falta.
En cuanto a clima, tuvimos mucha suerte y no necesitamos ni paraguas ni prácticamente abrigo. Estuvo un perfecto día nublado para caminar.
 Aquí os dejo información útil sobre la ruta, espero que os sirva:

¡Nos vemos mañana!






domingo, 5 de junio de 2016

Secretos de Irlanda. Etapa 1

¡Buenas tardes a todos!

Como sabéis, llevamos ya algo más de un año en Irlanda. ¡Este tiempo ha pasado súper rápido! Tanto que ni siquiera era consciente del tiempo que llevamos aquí varadas en Dublín...

De repente, un día se me ocurrió la idea: quiero coger un coche (o moto) y darle la vuelta a la isla... 
No sé de dónde viene esa fuerza que me empuja a querer descubrir este país... Es como una energía muy fuerte que no puedo controlar y que me empuja a querer descubrirlo todo...
Claro, esto sería perfecto en un mundo idílico, en el que no tuvieras que trabajar y pudieras vivir a tu libre albedrío... (algún día lo conseguiré...). Así que tuvimos que conformarnos con una semanita, que es lo que pudimos rascar para dividir nuestros días de vacaciones. En concreto, el viaje se extendió desde el sábado 7 al domingo 15 de mayo. 
Nuestra idea inicial era cubrir la costa oeste de Irlanda, e ir parando en firerntes localizaciones a medida que íbamos avanzando. Luego nos dimos cuenta que sería más efectivo seleccionar dos localizaciones: Killarney y Oughterard, una al sur y la otra al norte, e ir barriendo ambas zonas, organizando así el viaje en dos zonas principales: el parque nacional de Killarney y el anillo de Kerry por un lado y, por otra parte, Connemara, Galway y las islas de Arán.

Aunque no tuvimos mucho tiempo para organizarnos, la preparación fue algo simple, lo que más dolor de cabeza nos trajo fue el alquiler del coche. Ahora os cuento un poco cómo fue. Antes, hablemos de la estancia.

La opción elegida fue utilizar Airbnb. Para los que no lo conozcan, Airbnb permite alojarte en cualquier parte del mundo, ya sea compartiendo casa o en una propiedad completa. En nuestro caso lo escogimos teniendo en cuenta que es una opción económica (más sabiendo que Irlanda es un país bastante caro) y porque además nos permite estar más en contacto con la gente de la zona, que en mi opinión, es una de las cosas más importantes a la hora de viajar. Los anfitriones te suelen ayudar con consejos e ideas muy interesantes (al final son los que mejor conocen la zona) y la verdad es que hasta ahora, solo hemos tenido buenas experiencias. 
Si aún no tienes cuenta, puedes registrarte aquí y llevarte un descuentito :)

Respecto al transporte, está claro que en un país como este, sin lugar a dudas lo mejor es alquilar un buga. Los transportes son caros y no están muy bien servidos. Nuestra idea era visitar los puntos más recónditos del sur y oeste de la isla, y allí no llegan buses ni trenes. Los viajes organizados estaban totalmente descartados, así que las únicas opciones restantes eran: coche, bici y moto. Bici y moto, estaban descartadas por sistema, así que nos lanzamos a por el coche.

El alquiler de un coche en Irlanda es bien sencillo y barato si tienes una tarjeta de crédito. Como no la tenemos, la cosa se complica. No tanto por el precio, sino por que automáticamente te lo deniegan.
Después de contactar con la mayoría de empresas de alquiler, por fin dimos con una que nos ofreció el alquiler sin tarjeta de crédito. En ese caso, simplemente te piden un depósito y que contrates un seguro a todo riesgo.
La compañía en cuestión es Dooley Cars, está situada en el aeropuerto y nos ofrecieron 8 días de alquiler por a 248,50€. El requisito extra de la tarjeta de débito es pagar unos 100€ de seguro a todo riesgo (con tarjeta de crédito el alquiler hubiera sido de 148€) y dejar un depósito de 500€.
Ahora, otra cosa que nos llevó un ratito era encontrar en sí el mostrador del renting car. Nos volvimos locas buscando por el aeropuerto el maldito stand y resulta que estaba dentro de la terminal. No hagáis la misma tontería que nosotras y dirigíos directamente a la terminal. Una vez allí, rellenáis los datos y os dicen que salgáis, ya que una furgoneta se encarga de llevaros al sitio donde tienen todos los coches (está cerca del aeropuerto pero fuera de éste). No son más de 5 minutos. Allí te dan las llaves de tu coche, te explican que el depósito está lleno y debes devolverlo igual y que debes devolverlo en ese sitio (no es preocupéis que la explicación es nivel dummies, no vas a tener problemas),

La diversión empieza ahora: nos dan un Renault Clio nuevo, negro, 5000 km y, lo mejor, incluye GPS sin haberlo contratado aparte. El coche es comodísimo, está impecable y después de hacer una pequeña prueba de conducción (he de decir que mi primera experiencia de conducción con el volante al otro lado y circulando por la izquierda me preocupaba), arrancamos con muchas ganas.
Partimos rumbo a Killarney.

7 de mayo de 2016

Aeropuerto de Dublin - Cashel - Killarney

Salimos del aeropuerto directamente rumbo a Cashel. Viajamos con la Guía de Irlanda de Lonely Planet, así que a grandes rasgos, el viaje está diseñado. Hemos leído que Cashel es un sitio muy bonito, y para que no se nos queded ahí colgado, decidimos visitarlo el primer día, de camino a nuestro primer centro neurálgico: Killarney.


RESUMEN DE LA RUTA:
  • Distancia: 314 km
  • Tiempo aproximado: salimos sobre las 11.30h y llegamos a Killarney sobre las 19h, después de parar en Cashel
  • Localidades de interés: Cashel
En todo momento seguimos la ruta marcada por el GPS del coche (ojo aquellos que no estéis acostumbrados a conducir por la izquierda, porque el espejo y todo el costado izquierdo del coche no se controla! Da la sensación de que estás súper lejos del fin de la calzada, y sin embargo vas pegadito... Así que mi consejo es que trates de pegarte al centro, más que a la izquierda) hacia Cashel. Estos primeros kilómetros fueron aburridos, más para acostumbrarme al coche y a conducir por la izquierda que otra cosa. Una vez conseguimos salir de Dublín, seguimos por la autovía prácticamente todo el camino hasta Cashel. 

Cuidado también con la autovía de peaje. Entre la salida 6 y 7 de la M50 se encuentra el peaje. Tienes hasta las 8pm del día siguiente para pagarlo (lo puedes hacer online, eso sí, pero estate atento/a que los recargos son interesantes). Aquí tienes la info del peaje.

La verdad es que este fue el peor día en cuanto a clima de toda la semana: estuvo lloviendo sin parar desde que salimos de Dublín y hasta que llegamos a Killarney.
Así que el clima afectó definitivamente a nuestra visita a Cashel. Nada más llegar, encontramos otro revés. El pueblo está bastante transitado y el aparcamiento está regulado. Así que tuvimos que buscar un sitio medio decente para dejar el coche y limitarnos a las 2h de estacionamiento regulado (2€, luego podías volver a echar dinero a la máquina, pero desde luego tuvimos suficiente).


En primer lugar, paseamos un poco por el pueblo. Es un pueblo agradable, pequeñito pero lleno de vida. Fuimos al castillo (según la guía, The Rock of Cashel es una atracción imperdible), con la mala suerte de que lo estaban restaurando y tenía un andamio en la fachada. Así que ni foto ni entramos. Y para colmo estaba lloviendo...
¿Plan alternativo? Nuestro preferido, buscar un sitio para comer. La verdad es que había diferentes opciones interesantes, pero nos decantamos por un pequeñito y colorido café, el Ladyswell Restaurant. Sobre todo nos llamó la atención el nombre y que tenían café Illy, así que no lo pensamos mucho y nos hicimos un huequito entre los locales para disfrutar de un burrito de pollo (sí, lo sé… María no es que se caracterice por sumergirse en la cultura del lugar… XD) y un suculento chowder, acompañados, cómo no, por un buen café Illy… Para reponer y coger fuerzas, que aún quedaba camino.

Había otras cosas interesantes en el pueblo. Os dejamos este link, donde podéis ver las atracciones que esta localidad de Tipperary puede ofrecer.
 
Dejando atrás Cashel seguimos la ruta hasta Killarney, por carreteras enanas, poco transitadas y lluviosas. 
Algunos de los sitios bonitos que dejamos atrás (quedarán pendientes para una futura visita) fueron Abbeyleix (echa un ojo aquí, para saber algo más del sitio) y Cahir, también en Tipperary. De este último nos llamó muchísimo la atención el castillo, que pudimos ver desde la carretera. 
Si quieres saber algo más del sitio, echa un vistazo aquí.

Kilómetro a kilómetro, el paisaje cada vez se hace más bonito, lleno de verde y animales por el camino, hasta que llegamos a Killarney. Una gran población que aparece de repente en medio de la nada que atravesamos, en la que como mucho, vas viendo casitas salteadas y alguna que otra granja. De tanto verde y paisaje desolado, ¡casi asusta encontrar un Lidl en medio de nuestro camino! ¡Civilización! Aunque sigue siendo todo muy verde y muy rural.
Como es casi las 7 de la tarde, decidimos no liarnos mucho por el pueblo y buscar el alojamiento, mañana habrá tiempo de investigar alrededor.

El primer alojamiento se trata de un Bed & Breakfast, Dunloe View Hostel. Se encuentra en la carretera N72, de Killarney a Killorglin (la del Ring of Kerry), poco antes de llegar a Beaufort, a la derecha de la carretera, en el sentido indicado de la marcha.
Es un sitio muy agradable. Una casa grande familiar con granja, donde disfrutas de unos días de paz y tranquilidad en medio del campo y un ambiente muy relajado. Además, se encuentra perfectamente ubicado para visitar el parque nacional de Killarney, hacer el Ring of Kerry y recorrer la península de Dingle (como hicimos nosotras). Si vas en coche, perfecto, tienen aparcamiento y además, si pretendes ver toda la zona como hicimos nosotras, es fundamental (en bici sería muy chulo, pero tienes que ser un afortunado para tener al menos 1 mes de vacaciones). Si vas a pie, se encuentra en un sitio clave para patear todo el parque y descubrir parajes tan bonitos como el Gap of Dunloe.

La estancia incluye un exquisito desayuno (eso sí, lo preparas tú, pero merece la pena) con huevos recién puestos y pan casero. Tienes también acceso al resto de la casa (sala de juegos y lectura, comedor y cocina súper equipada) y al exterior, donde no tuvimos el placer de compartir un desayuno en el porche junto a Cailin, la cabra mascota del hostal, que si te quedas, seguro que os hacéis amigos inseparables.
A nosotras nos gustó porque te permite independencia total, no tienes que depender de restaurantes para comer, puedes comprar en Lidl o cualquier otro súper del pueblo y preparar tus cosas allí (la cocina es inmensa, aunque el hostal tiene 6 habitaciones y estaba a full cuando estuvimos, rara vez tuvimos que hacer cola o esperar para preparar algo).

Sin embargo, por la zona hay montones de B&B, la forma más práctica de conocer estos parajes. En todas las carreteras y pequeños pueblitos, encontrarás algunos. Sería imposible listarlos todos, echad un vistazo en buscadores como:

La opción cámping y caravaning también está contemplada en la zona de Killarney.
Por ejemplo, tienes:

Por supuesto, en los pueblos más grandes también encuentras hoteles, si te gusta más ese estilo.

Bueno, se acaba el día de hoy. Conocimos a John (dueño del hostal) y a Cailin, recogimos nuestras cosas, nos pusimos cómodas y a disfrutar de la primera parada.
Vale, vale... Sé que estáis deseando conocerla, así que os comparto el link: Pincha aquí.

Por ser el primero, el día no ha estado mal. También nos apetece descansar y perrear un rato, preparar la ruta  y diseñar el resto de días.

¡Hasta mañana!