domingo, 6 de enero de 2013

¿Propósitos o excusas de año nuevo?

En primer lugar, feliz año!! Esperemos que el 2.013 venga cargado de oportunidades para todos.

Y nada, a continuación hablar un poco sobre la tan temida vuelta a la realidad, y no me estoy refiriendo solo al choque psicológico que acarrea, sino a la vuelta a los hábitos alimentarios equilibrados y a la rutina de "vida sana".
Muchos somos los que nos prometemos una entrada de año nuevo cargada de propósitos saludables: que si hacer más ejercicio físico, apuntarnos al gimnasio, dejar de beber alcohol, dejar de fumar, comer menos "porquerías"... ¿nos suenan verdad? 

Pues bien, lo difícil es llegar a hacer nuestros esos propósitos de por vida. Sí, sí, ya sé que es fácil decirlo y difícil de hacer, pero  una vez que interioricemos esos hábitos y no solo los hagamos por compromiso durante un mes o dos (o en un momento clave) y luego abandonamos -haciéndolo si cabe peor que antes-, será difícil que luego volvamos a caer en el caos anterior, porque seremos más comedidos ante situaciones que alteren nuestro equilibrio y porque no nos ocasionarán tanto malestar/ preocupación/ sentimiento de culpabilidad el tener que abandonarlos puntualmente, sino que los afrontaremos como lo que son, acontecimientos puntuales que no tienen por qué hacernos abandonar nuestros objetivos... Es más, hasta disfrutaremos más esos momentos especiales, porque no llegarán cargados de negatividad y culpabilidad, sino como un reto, algo que nos desestabiliza momentáneamente, pero con lo que disfrutaremos para volver a alcanzar el objetivo... 
¿Fácil, no? Imagina por ejemplo que llevas a dieta 6 meses, has perdido 8 kilos y llegan las navidades... ¡¡Horror!! ¿Ahora qué? Pues bien, según todo lo que hemos hablado antes, habrían dos opciones. Una, la opción caótica, la desproporcionada, inestable y negativa. Pensar: "Bueno, me abandono porque no voy a ser capaz de controlarme todos estos días, me harto porque, total, a partir del día 1 ya empiezo en plan súper estricto...". Y esa persona se libera de culpa psicológicamente hablando, echa a perder los 6 meses de  trabajo anterior y, lo que es peor, el día 1 de enero, cuando se pese y vea el estropicio que ha hecho, estará tan apesadumbrada que difícilmente tendrá ganas de volver a empezar una dieta, al comprobar que todos sus esfuerzos anteriores los ha tirado a la basura...
Y la opción correcta que sería la siguiente: "Bueno, vienen las fiestas. Trataré de llevar la dieta aunque de forma menos estricta, comeré un poco de todo, pero de forma controlada y los días que me pase trato de caminar al menos 40 minutos, para compensar". Esta actitud, evidentemente, además de mucho más sana en todos los sentidos, le permitirá a la persona disfrutar de las fiestas sin culpabilidades, sin sentirse mal. Llegará el día 6, después de reyes y, cuando se pese, comprobará encantada que ha mantenido su peso, lo que la ayudará a ganar motivación para continuar con su programa de pérdida de peso desde donde lo dejó.

¿No son todo ventajas? Cambiemos nuestro punto de vista, pongamos nuestra mente a nuestro favor...

Como digo, lo ideal es ir interiorizando POCO A POCO esos hábitos saludables en nuestra vida, olvidándonos de fechas específicas o momentos concretos y huyendo de caer en culpabilidades para convencernos de que "debemos" hacer deporte, dejar de fumar o comer menos embutidos... Tenemos que ir diferenciando unas conductas inapropiadas con un patrón de comportamiento y tratar de cambiarlo desde la objetividad. De nada sirve empezar una dieta depurativa a base de agua e infusiones, por ejemplo, el día 6 de enero, después de las fiestas, porque nos hemos excedido comiendo y bebiendo esas semanas, y pretender que el agua y cuatro líquidos, durante 4 o 5 días, borren de nuestro cuerpo todos los excesos cometidos. En este caso sería mucho mejor ser consciente de que en estas fechas se cometen algunos excesos y, en vez de sucumbir ante ellos en plan "no hay mañana", tratar de ser moderado y consecuente con lo que comemos y bebemos y equilibrar los sacrificios que hemos hecho durante todo el año con los caprichos puntuales que nos acechan y de los que podemos prescindir o, sin ser tan radicales, no abusar, sino tomar con moderación. 
Y ahí está el truco, en ser moderado en lo que se elige y se toma y en no caer en fatalidades del estilo: "buaf... total, si cojo uno, ya está todo el daño hecho, así que, ya no tiene remedio..." y al final acabas hartándote del producto que sea (ya sean bombones, copas, o el producto que queráis).
¿Por qué caemos en esos pensamientos radicales de abandono? ¿Por qué nos empeñamos en tirar por la borda todos nuestros progresos y sacrificios? No pasa nada por comer o beber estos días algo más de lo normal y cosas diferentes (vale, incluso mucho más calóricas), pero lo importante es no sucumbir ante esos pensamientos de abandono, porque esos pensamientos son los que nos empujan a situaciones de pérdida y,
lo peor es que esos problemas no responden a problemas de tipo puramente dietéticos, es decir, en muchos de esos casos, esas conductas responden a otro tipo de problemas o trastornos psicológicos que emplean la comida o el alcohol como vía de escape.
Por ello es tan importante saber diferenciar si nuestros problemas con la comida o con nuestros hábitos responden a problemas en sí de falta de hábitos correctos o, si por el contrario, nos estamos escudando en estos problemas para ocultar preocupaciones, situaciones de angustia o ansiedad, estrés, etc.
Y por eso es por lo que quiero acabar este post animándoos a que os escuchéis, a que este 2.013 sea precisamente el año en el que dejéis de lado todos esos montones de buenos propósitos y os escuchéis a vosotros mismos, y seáis sinceros con lo que estáis sintiendo. Una vez hecho ésto, preguntaos realmente qué os preocupa, qué queréis y podéis cambiar y qué os impide hacerlo. 
Una vez hayas hecho ésto, una vez conozcas tus medios y tus dificultades, todo te será más fácil y te costará muchísimo menos emprender cualquier propósito que te propongas, y lo que es más importante, te dará igual el momento en el que empezar, no necesitarás estar supeditado a una fecha límite a partir de la cual "dejar de sentirte menos mal", podrás empezar a sentirte bien cuando tú lo decidas y como tú lo decidas, porque puedes hacerlo.
Es el mensaje de esperanza que os quiero transmitir para estrenar el año: la mayoría de las pautas dietéticas, la mayor parte de cambios de hábitos se producen cuando la persona está convencida de que quiere y/o necesita cambiar. No te dejes engañar por el momento límite del ahora: "año nuevo, vida nueva". Si lo piensas bien, no dejan de ser excusas. Elige tu momento y actúa.
¡Felices reyes a todos y feliz vuelta a la rutina!

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