jueves, 27 de septiembre de 2012

¿A quién le amarga un dulce?

Esta tarde me hicieron la siguiente consulta por Facebook: "Dulces más sanos? si tuvieses que elegir los dulces menos dañinos para el cuerpo, cuáles serían? me refiero a los no industriales, a los caseros: milojas, hojaldres, dulce de leche, y toda una larga lista de dulces de toda la vida (o sucedáneos a estos)."
 A continuación os dejo mi respuesta: Hola chicas! Pues la verdad es que me alegra mucho que abráis este post porque, además de que me encanta la repostería y los dulces, creo que es algo que la gente tiene un poco como censurado... Así que... Allá voy!! A ver, en primer lugar, deciros que, quitando la bollería industrial, una repostería casera se puede incluir en la dieta de cualquier persona de forma ocasional sin problemas. ¿Que por qué? Pues las ventajas son infinitas: para empezar, los ingredientes los conocemos nosotros, por lo tanto, podemos saber la calidad de los mismos, el origen de las grasas, que no llevan aditivos, son nutritivos, pueden tener múltiples variedades y, si encima los hacemos nosotros, pasamos un buen rato... Pasando a lo técnico, a lo que os interesa, os comento que, cuanto menos grasa saturada contenga el dulce, más saludable será. ¿Y dónde están esas grasas? En los productos animales, como la manteca, la nata, la leche entera, la mantequilla, etc. Así pues, los dulces más saludables serán aquellos que en su elaboración no se empleen los ingredientes que antes he nombrado... Otra cosa importante a tener en cuenta son los azúcares que empleemos para hacer los dulces. Es preferible evitar el azúcar blanco, el común. Si se puede, mejor optar por azúcar integral (moreno, y si es ecológico, mejor). Y si puedes, mejor aún la miel, y si me apuras, la Stevia (en otro post hablaré de este edulcorante natural libre de efectos dañinos y bajo en calorías). A mí particularmente no me gustan los edulcorantes artificiales, soy partidaria de una alimentación natural, evitando sustancias químicas y procesadas (provocan desde alergias e intolerancias hasta verdaderas enfermedades y ayudan a desequilibrar el sistema hormonal). Y, por último, si empleamos harinas, lo ideal es emplear harinas integrales, ricas en fibra y vitaminas y minerales. Bueno, y ahora preguntaréis... "Muy interesante, pero no has respondido a nuestra pregunta... mójate!" Jejejeje, vale. Entre las opciones más saludables siempre podéis elegir bizcochos o magdalenas caseros, elaborados con azúcar integral o miel y enriquecidos con harinas integrales y frutos secos. Si, además, empleáis aceite de oliva virgen y algún lácteo semidesnatado o desnatado en su elaboración (o incluso sustituís el lácteo por alguna fuente vegetal como la soja o la avena), ganareis en salud. Otros dulces bastante nutritivos son los típicos de semana santa (los que recomiendo tomar con precaución por la fritura, que acumula mucha grasa). Además de que emplean en su elaboración miel y harina, si controláis el origen de las harinas y escurrís bien de la fritura pestiños y torrijas, pueden ser buenas opciones. Dulces calóricos pero elaborados con hidratos de carbono complejos y grasas saludables. Sobre los dulces típicos navideños, he de deciros que el turrón de Alicante, para mí es el dulce ideal (evidentemente si se toma con moderación). Riquísimo en grasas cardiosaludables (en su elaboración se emplea, principalmente almendra molida, miel y clara de huevo, lo que lo hace un dulce perfecto para deportistas, con proteínas de alto valor biológico, azúcares simples de la miel y grasas insaturadas de la almendra que, entre otras ventajas aporta una cantidad nada desdeñable de calcio y fibra vegetal) y proteínas de calidad. Lamentablemente, los polvorones y mantecados, aunque estén elaborados con frutos secos -sobre todo la almendra-, emplean en su fabricación mantecas y grasas animales, lo que los convierte en pequeñas bombas de calorías y grasas no tan buenas (aunque repito, en la moderación está la clave). Otros dulces navideños como los turrones de praliné, rellenos de múltiples variedades de chocolates y licores, coco, etc. sería mejor evitarlos o tomarlos con mucha moderación, atendiendo sobre todo al origen de sus grasas. Si lo que vamos es a hacer una tarta de cumpleaños, las opciones sí que son variables, y más si hacemos la tarta nosotros. Primero, si vamos a emplear lácteos, recuerda, lo mejor semi o desnatados. Además de ricos en calcio proporcionan proteínas. A continuación, la harina, mejor integral. Y respecto a los rellenos, prefiere aquellos que no lleven nata. Las frutas son magníficas opciones. Dulces que empleen frutas serán siempre más saludables que aquellos que rebosen cremas o natas. Así pues, si tienes que elaborar o comer tarta en un cumpleaños, de queso, manzana o cualquier otra fruta mejor que la típica de crema y merengue. ¿Y qué hay de la típica tarta de galletas? Pues bien, también podemos "transformarla" un poquito y hacerla algo más saludable... Tan solo has de cambiar las galletas por integrales (aunque de por sí las galletas tostadas no contienen cantidades elevadas de grasas saturadas ni azúcares, es cuestión de comparar quizá entre marcas y ver cuál emplea ingredientes más naturales, evitando los aceites de coco o palma, fundamentalmente) y realizar la crema pastelera con leche semi o desnatada y si empleas chocolate, elegirlo negro o puro (mejor que el con leche, además el cacao es rico en minerales como magnesio o potasio fundamentales para la regulación del sodio y el potasio en el organismo y para la transmisión del impulso nervioso, entre otras funciones). Otras opciones como creppes o rosquillas pueden igualmente ser válidas en tus meriendas o desayunos. Los creppes llevan poco azúcar y se elaboran con huevo, por tanto ganan en valor nutricional, al poseer una buena fuente de proteínas de alto valor biológico. Presta atención al relleno y disminuirás su valor calórico. Por ejemplo, en vez de rellenarlo con nocilla, que tiene muchas grasas saturadas y azúcares simples, rellénalos de compota de alguna fruta o de crema de queso (que puedes hacer con miel, canela y un queso desnatado o semidesnatado batido o fresco). Y las rosquillas, si en vez de freírlas las horneas, se convierten en una magnífica fuente de hidratos de carbono complejos, ideal para desayunar, por ejemplo, acompañadas de un zumo de frutas. Los hojaldres y dulces de hoja, bueno, en principio no son tan saludables, ya que para elaborar las masas se emplean mantecas y grasas animales. Si lo fabricamos nosotros y controlamos la calidad de esas grasas, mejorará el valor nutricional. Respecto al merengue, no es de los peores rellenos, ya que se elabora con azúcar y clara de huevo (la clara de huevo es la proteína de referencia, totalmente libre de grasas y de alto valor biológico); así que si no nos pasamos con el azúcar, no es tan sumamente pecaminoso... ;) Bueno, después de este repaso a la repostería tradicional, no sé qué más dulces comentar, tan solo como resumen final, deciros que un dulce no amarga a nadie y que, si os fijáis un poquito en algunos detalles, podéis incluirlos sin miedos ni culpabilidades en una dieta equilibrada. Si tenéis alguna duda puntual, os animo a que escribáis, estoy segura que este tema interesará a mucha gente! Gracias por participar y espero que os sirva para despejar dudas!

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