domingo, 7 de octubre de 2012

Etapa 7. Cáceres - Grimaldo

11 de Julio de 2.012

Desayunamos una tostada, como todos los días (en un bar cerquita del taller) y esperamos que nos llame el chico.
Las 10 am. Nada... Las 11 am... NADA...
- Cris, ¿quieres kikos?
- Sí, claro.
Hay que ver cómo somos los españoles... Nos aburrimos y nos ponemos a comer... Nos hartamos de frutos secos esperando sentados en un banco, y nada... Sigue sin llamar.
A las 12 de la mañana, muertos de sed, decidimos ir a tomarnos una cerveza (en la Calle Hernán Cortés, la misma que el taller). Vamos al Mesón de la Cerveza, un sitio en el que mi hermano se había fijado ayer y que quería probar -entre otras cosas por la tapa gratis... lo conoceré...-. Pensamos que mientras que nos llama el chico del taller, nos tomamos un par de cervezas y su tapa y, con los frutos secos, ya estaríamos comidos, así que en cuanto nos diera la bici, saldríamos a pedales a tope, sin parar al mediodía.
Efectivamente, en la segunda ronda nos llama. La 1.15 pm. Vamos al taller.
Al final la broma ha salido por 29€ (pedalier, cambios y goma delantera). Esperaba más, la verdad.... Cuando el hombre me ve preparando las botellas de agua, me dice: "¿No tienes bidón?" Y yo, toda avergonzada... "No, qué va... Menuda ciclista de pacotilla estoy hecha!". El hombre se ríe y me regala un bidón... Se lo agradezco mientras preparamos la bici con ganas de salir zumbando. 
Pasa de la una y media de la tarde. Salimos rumbo El Casar de Cáceres. No hace mucho calor, de hecho, hace más bien fresquito. Tras 10 km de pedaleo, llegamos a El Casar.
Seguimos por la ruta. El camino se hace un poco más inhóspito y va haciendo calor. Tenemos que llegar a Alconétar, el pueblo que no es pueblo. Llegar se nos hace horrible. Las obras del AVE nos obligan a dar muchas vueltas y a hacer muchos más kilómetros por caminos de polvo en obras y camiones. Y encima las reservas de agua escasean. Creíamos que en Alconétar había "algo" y podríamos repostar allí, pero no... Cuestas bestiales y caminos de cantos rodados... Un poco más y me vuelvo a despeñar... Eso es la llegada a Alconétar.
Seguimos pedaleando por un caminito -más bien sendero- totalmente bbt. Es el que han habilitado paralelo a la carretera por las obras de AVE, ya que el original se encuentra cortado. Lo malo es que es un sendero con muchas piedras, minúsculo y de difícil tránsito en bici, y más cargados. Llegamos a la carretera, pero lo bueno dura poco. De nuevo tomamos otro sendero con fuertes pendientes y muchas más piedras (también con tramos de desvío por las obras del AVE).
Las piedras de la antigua calzada son horribles pero, al fin, llegamos a Cañaveral, donde junto a la fuente nos sentamos un rato, reponemos agua y merendamos como reyes: plátano y magdalena rellena de chocolate. Nos lo merecemos después de la odisea.
El tiempo ha cambiado. Se nubla y hace viento.
Descansamos un rato y emprendemos de nuevo la marcha. Dirección Galisteo. Antes está Grimaldo. La intención es llegar a Galisteo pero el camino, que sigue siendo de piedras y arena, de repente empieza a despuntar en una subida interminable y totalmente imposible de subir sobre la bici.
La pendiente es horripilante, más bien parece un cortafuegos. Las ruedas patinan y tenemos que bajarnos. Una vez arriba, un agradable paseíto a través de un bosque sombrío hace que lleguemos a Grimaldo con otro ánimo y sin complicación.
Nos desviamos a la derecha del camino, felices por coger por fin un tramo de carretera. Llegamos sobre las 19.30 pm a la aldea de Grimaldo. Pueblo enano, con un albergue municipal gratuito -la voluntad- en el que encontramos a nuestro primer compañero de viaje. Es un bicigrino madrileño que viene desde El Casar de Cáceres. Charlamos un rato con él, nos duchamos y luego nos vamos los tres a ver el pueblo.
En el bar, junto al albergue (una casa habilitada para 12 personas, con baño y cocina en perfecto estado. No se cobra nada, si quieres dejas la voluntad) tomamos unas cervezas mientras tratamos de arreglar el mundo... Rafa (el compañero madrileño), biólogo en paro, nos desvela sus comienzos en partidos de extrema izquierda y su descontento con la situación actual... A mí, que me hace falta poco para indignarme, las cervecitas me sientan genial y, ante un compañero de críticas, me siento después de siete días sin hablar de política ni problemas "reales" súper libre para despotricar del sistema... Nos sienta bien, a los tres... Aunque concluimos diciendo que no tiene arreglo...
Cenamos y, tras la clavada de la vieja del bar (se ha cobrado sin duda la cama del albergue en la cena), nos vamos a la cama, no sin antes intercambiar los emails con Rafa (él mañana sale antes que nosotros y, aunque vamos al mismo destino, puede que no nos veamos).
Mañana el objetivo es llegar a Aldeanueva del Camino, última jornada en tierras extremeñas.



RESUMEN DE LA RUTA:
  • Distancia: 53,08 km.
  • Dificultad: Media/alta 
  • Tiempo aproximado: 5 horas





Saldremos de Cáceres pasando por la Plaza de toros en dirección a El Casar. Una vez en la carretera, a unos 150-200 metros, veremos a la izquierda la señalización que indica que por ahí discurre el trazado del Camino de Santiago. Seguimos por ese camino y llegamos sin dificultad a El Casar, población que cuenta con todos los servicios básicos necesarios para parar y repostar.
Es conveniente preparar agua y provisiones, ya que hasta Cañaveral (casi 35 kilómetros) no hay nada por el camino donde poder parar y repostar.

Salimos del Casar sin problemas y retomamos el camino, con tramos de la antigua calzada que aún se conserva y varios miliarios. Al salir de El Casar nos topamos con un refugio de peregrinos bastante curioso y en muy buen estado. Después de las fotitos de rigor, continuamos sin prisa. De momento, hasta toparnos con las obras del AVE, el camino es accesible, tiene pequeñas subidas y bajadas pero no es especialmente incómodo.
Sin embargo, esta etapa se hizo más dura de lo que era en realidad debido a dichas obras del AVE, que nos obligaron a hacer muchos más kilómetros de los establecidos y por caminos bastante incómodos, con camiones y maquinaria de obra y mucho polvo. Además, influyó y mucho la hora de salida, casi la 1.30 de la tarde. Al principio no hizo mucho calor pero a medida que avanzábamos y nos metíamos en interminables caminos desiertos, solos, llenos de polvo y piedras (en su mayor parte discurre por la calzada antigua) el calor empieza a hacer estragos y, la ausencia de poblaciones o sitios donde repostar agua hace que la etapa se vuelva un poco angustiosa.
Al llegar al embalse de Alcántara la impresión de la estampa te hace olvidarte del suplicio del camino por el que te desvían. Aquí, la construcción de la presa dejó sumergida a la población, quedando solo a salvo de las aguas los restos del puente romano de Alconétar, trasladado más arriba. La torre de los Floripes emerge por encima del agua cuando baja el nivel de ésta. La verdad es que es impactante. Uno de los sitios más bonitos e impactantes de la Vía de la Plata.
Lo peor de la etapa es llegar a Cañaveral. Abandonamos las aguas del Alcántara tras un tramo por la carretera N-630. Al poco, de nuevo las obras, nos vuelven a dirigir por un tramo de calzada hacia la derecha. Entre jaras y encinas continuamos el camino. Una vez allí, aunque nos espera la subida al Puerto de los Castaños (desde la ermita de San Cristóbal, por un empinado sendero), si repostamos agua y descansamos un poco, el puerto, aunque intenso, no es muy largo, se sube con trabajo pero no se hace eterno. Y luego, hasta Galisteo es todo cuesta abajo (aunque nosotros paramos en Grimaldo por la hora, salimos tarde de Cáceres y ya íbamos cansados, si hubiésemos salido más temprano, sin lugar a dudas hubiéramos llegado a Galisteo).
Hay que destacar también que es sumamente fácil despistarse en este tramo debido a las obras. La verdad es que el desajuste es importante. Te desvían por tramos alternativos (no son los originales del camino) y no están muy bien señalizados. Además, se hace súper incómodo circular por caminos de polvo con tráfico de camiones.
De todas formas, a pesar de que hicimos más kilómetros y más incómodos, a mí, personalmente, me gustó el desvío que nos obligaban a tomar para llegar a Alconétar. Por las obras, nos desviaron hacia un pequeño sendero que iba prácticamente paralelo a la carretera y que, a pesar de que casi me despeño, disfruté muchísimo. No tenía más de 90 centímetros de ancho en casi todo el trazado, pero era continuamente arriba y abajo, entre surcos y piedras... Si hubiéramos llevado una buena bici de montaña y nada de carga, hubiéramos disfrutado como enanos de tramos de trail bastante completos.
Para mí fue mucho peor el siguiente tramo, desde Alconétar hasta Cañaveral. Aquí seguíamos la antigua calzada romana (lo que significa todo piedras sueltas), súper incómoda, carga muchísimo las muñecas y desequilibra las bicis. Además, luego nos vuelven a desviar el camino (un tramo bastante menor que el anterior) hasta alcanzar por fin, el camino original de la Vía de la Plata. Aunque siguen habiendo piedras, se entremete entre dehesas (con ganaderías de toros bravos que imponen un poco), y parece que el cambio de paisaje y dejar atrás las obras por fin, te mete de nuevo otra vez en el ambiente "mágico" y "paralelo a la realidad" del Camino de Santiago.

Una vez coronado el puerto de los Castaños, llegar a Grimaldo es bastante fácil. Primero nos adentramos en un bosque muy bucólico y bastante agradable. Por fin árboles que se agradecen después de tanto solano y algo de aire fresco. Algo más adelante encontramos la carretera de Holguera. La atravesamos y tomamos de nuevo el camino durante un kilómetro tras el cual vemos el desvío por carretera hacia la pequeña localidad de Grimaldo.
Tengo que repetir que es muy importante en este tramo llevar suficiente reserva de agua. Especialmente en verano o en épocas de mucho calor. Ya no es solo por la escasez de poblaciones, sino por el paisaje, desolador y sin sombra, y el relieve de la ruta, escarpado en ocasiones.


Alojamientos disponibles: la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Huelva nos facilita los siguientes:
  • Casar de Cáceres (Km. 332):
    • Albergue municipal (llaves frente Bar "Majuca"). 927 290 064.
    • Hostal "Las Encinas". 927 291 228.
    • Motel "Richardson". 927 290 001.
  • Embalse de Alcántara (Km. 354):
    • Albergue Alba-Plata. 927 108 300 / 927 476 034 / 664 262 742 / 659 355 436.
  • Cañaveral (Km. 365):
    • Albergue municipal (llaves en Hostal "Málaga"). 927 300 006.
    • Hostal "Málaga". 927 300 067. Precio por persona 20€, 2 personas 35€.
  • Grimaldo (Km. 374):
    • Albergue municipal. Llaves en Bar junto al refugio. Preguntar por Adela. 927 300 605 / 927 300 460 / 645 125 102. 12 personas. Donativo. 
Nosotros nos quedamos en el albergue municipal de Grimaldo. Es el de la foto. La verdad es que era el primer albergue "gratuito" donde nos quedábamos y la experiencia fue muy buena  También es verdad que solo estábamos los tres, pero el sitio estaba limpio, ordenado y cuidado. Tiene capacidad para 12 personas y dispone de todo lo necesario para ducharte, lavar ropa, tender y cocinar. Las bicis se pueden meter por la noche, aunque el pueblo no parece muy movido, no creo que pasara nada si se dejan por la noche en la calle (pero más vale prevenir...).

Servicios: la verdad es que esta es una de las etapas en las que nos encontramos más desprovistos de agua por el momento, pero fue un fallo de cálculo, ya que creímos que en Alconétar habría una localidad o algún sitio donde poder repostar agua y comprar algo.
En El Casar hay de todo. Famoso por su exquisita torta de queso de oveja, cuenta con bares, restaurantes, centro de salud, farmacia, cajeros, tiendas, albergue y hotel.
Alconétar es el pueblo inexistente que nos llevó a confusión. Después nos enteramos que había un albergue en el embalse, pero como no lo vimos señalizado antes del desvío hacia Cañaveral, ni nos dimos cuenta y continuamos casi sin agua hasta Cañaveral. Allí pudimos repostar en su fuente y comer algo. Hay tiendas y bares en la carretera, así como albergue municipal y hostal.
La siguiente parada ya es Grimaldo, aunque te tienes que salir del camino para llegar allí. Es una pequeña localidad que solo cuenta con bar y albergue municipal. Lo justo para echar un sueño reparador y comer algo ligero en el bar anexo al refugio. Digo algo ligero porque la señora que lo regenta se va temprano. Nosotros disfrutamos de unas cañas (atención, dato importante para los cerveceros fieles a Cruzcampo como yo! A partir de aquí ya cuesta la misma vida beberte una Cruzcampo... Ahora Mahou o Estrella de Galicia) fresquitas y sobre las 21.00h la señora ya nos instó a pedir algo rápido porque se iba (al final cenamos ensalada completa y lomo con patatas fritas, eran las opciones que nos daba la mujer). Las compras y comer algo más consistente hay que dejarlas para la jornada siguiente; ya en Galisteo sí disponemos de todos los servicios básicos.

Qué ver / qué visitar:
  • Grimaldo: 
    • http://es.wikipedia.org/wiki/Grimaldo_(C%C3%A1ceres)
    • Torre. En tiempos sirvió de defensa de la línea fronteriza extremeña. Actualmente es privada y no se puede visitar. Está convertida en vivienda. Cuenta la leyenda que en el castillo, perteneciente a la dinastía Grimaldi, vivía un terrateniente famoso por las vejaciones a las que sometía a sirvientes, mendigos y caminantes. Los mandaba decapitar y exponer sus cabezas en las almenas del castillo. Por eso se decía que era muy importante cerrar bien las puertas por la noche, especialmente en el refugio. Nosotros, por si las moscas, nos aseguramos de dejarla bien cerradita...

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