miércoles, 29 de mayo de 2013

Calabacines luna rellenos de bechamel de salmón

Buenas tardes! Hoy vamos a analizar una receta riquísima que a priori la mayoría de la gente pensará que no cocinarán más que en ocasiones especiales, bien por lo aparentemente elaborada que es, bien porque creerán que es una bomba calórica... Pues bien, después de analizarla nutricionalmente, veréis que no solo es un plato perfectamente indicado para introducir en la dieta de mayores y pequeños, sino que también es súper sencilla y está exquisita... Así pues, todo son ventajas! Venga, acompañadme a los fogones!

¿Qué necesitaremos?

Para esta receta necesitaremos como ingrediente fundamental CALABACINES. Hemos empleado calabacines luna, de esos pequeñitos y redondos, porque la verdad es que se dan más a este tipo de preparación. Nutricionalmente no hay diferencia destacable entre los calabacines tradicionales (los verdes oscuros alargados o los blancos) y el calabacín luna, pero lo cierto es que estéticamente la diferencia es notable a la hora de rellenarlos.
No es fácil encontrar este tipo de calabacines, alguna que otra vez se ven en LIDL (donde los compré) o en el mercado. De todas formas, como digo, se puede elaborar la misma receta con los calabacines tradicionales.

Necesitaremos también una rodaja de salmón fresco bien hermosa. Es importante que esté bien fresco, para que al asarlo pierda su grasita y poder así aprovecharla para la bechamel.
Para completar los ingredientes, emplearemos cebolla o cebolla fresca, harina y leche semidesnatada para elaborar la bechamel; aceite de oliva virgen extra, nuez moscada, pimienta de colores y perejil.

Como ingredientes opcionales podemos utilizar taquitos de queso para fundir (en mi caso los empleé, aunque la receta queda igualmente bien solo con el gratinado de la bechamel; pero siempre un toquecito de queso fundido se agradece), frutos secos para adornar, etc.

Preparación.

En primer lugar, lavamos bien los calabacines y les quitamos la tapita, que reservaremos para adornar al final. 
Ponemos una olla alta con agua salada al fuego y metemos los calabacines, hirviéndolos por espacio de unos 10-12 minutos (que quede la piel tersa, no interesa cocerlos mucho).
Mientras, en una sartén antiadherente (es importante que sea antiadherente, ya que en esa misma prepararemos la bechamel) muy caliente, asamos la rodaja de salmón. Salamos y esperamos que se dore. Una vez listo, escurrimos bien del aceite que suelta y reservamos el aceite en la sartén. Por otra parte, esperamos que se enfríe el pescado un poco para poder quitarle las espinas y pieles y desmenuzarlo.

Por otra parte, cogemos la cebolla y la limpiamos bien. La picamos bien finita. De una unidad hermosa, reservamos algo más de la mitad, para saltearla luego con el calabacín y el salmón.
Tengo que decir que yo empleé cebolla fresca para la bechamel y cebolla normal para la farsa de calabacín y salmón. Ambas son parecidas nutricionalmente, pero la cebolla fresca al ser más suave y dulce me pareció una mejor opción para la bechamel.

En la sartén del salmón echamos la cebolla fresca, salamos y dejamos hacer a fuego medio-lento, para que se vaya pochando y soltando sus jugos. Si necesitamos más aceite, añadimos un poco más. Una vez la cebolla esté transparente, bajamos el fuego y añadimos poco a poco, espolvoreando, la harina. Vamos removiendo muy bien para evitar que se nos pegue y salgan grumos. 
Para elaborar una buena bechamel es fundamental la paciencia, que el recipiente no se pegue y una temperatura adecuada. 
Freímos un poco la harina para que pierda sabor y una vez esté bien integrada con la cebolla, incorporamos muy poco a poco la leche a chorritos pequeños (mejor a temperatura ambiente). Aquí sí que es imprescindible ir mezclando y removiendo muy bien la mezcla, asegurándonos de que quede bastante espesa antes de ir añadiendo otro chorrito de leche. Es fundamental integrarlo todo bien, para evitar grumos y que quede una bechamel suave.
Cuando alcance una textura espesita pero no tan dura como la de las croquetas, ponemos al punto de sal y pimienta y agregamos nuez moscada. Removemos y apartamos.

Volvemos a los calabacines. Una vez cocidos, los apartamos y pasamos por el chorro de agua fría para cortar la cocción. Cogemos una cuchara adecuada y nos disponemos a vaciarlos. Es importante tener paciencia y hacerlo con suavidad para no romper la piel. 
Una vez tenemos toda la carne, la escurrimos bien (suelta mucha agua) y la picamos.
En otra sartén, con un chorro de aceite de oliva virgen, incorporamos la cebolla que habíamos reservado antes y la carne del calabacín. Ponemos sal y dejamos que tome sabor y color unos minutos. Cuando estén bastante integrados añadimos el salmón desmenuzado que habíamos reservado y damos otras vueltas.
A continuación, bajamos el fuego y añadimos la bechamel a la mezcla, removiendo bien para que todo quede perfectamente integrado. Ya tenemos listo el relleno de nuestros calabacines.

Con una cucharilla vamos rellenando con cuidado los calabacines, apretando bien. Los disponemos en un plato o una fuente apta para el grill y gratinamos unos minutos. 
Si queremos, podemos poner unos taquitos de queso para que fundan (yo lo hice, como se ve en la foto y el resultado es espectacular).
Finalmente, una vez gratinados, adornamos con las tapas que teníamos reservadas y una ramita de perejil y... A COMER!!




En la siguiente entrada analizaremos nutricionalmente el plato; daremos ideas y opciones para completar el menú, así como otras variedades en caso de padecer alergias o enfermedades para las que no sea una receta adecuada. Además, podremos aprender cositas sobre los ingredientes empleados... ¿Os lo vais a perder?
¡Os espero!

No hay comentarios:

Publicar un comentario